JOSÉ A. SECAS. Sexo

Historias de Plutón
José A. Secas

Habrán oído decir que el sexo es el motor del mundo y si el río suena, agua lleva. Esta práctica biológica de perpetuación de la especie, condición humana, instinto, pecado o divertimento no distingue de épocas, razas, religiones, procedencias, orientaciones, sexos y, casi, edades. Desde Eva y Adán hasta las orgías de jubilados en Bélgica, pasando por la fase anal de los niños, los ritos iniciáticos, el descubrimiento de los adolescentes, los fascículos semanales coleccionables, la viagra, las app de citas y encuentros, las pajas, los hinchables y consoladores, el porno, las aberraciones, los condones con sabor y las mezclas con calzador con el concepto del amor (y no entro en el sórdido mundo de la prostitución “desde que el mundo es mundo”); el asunto tiene recorrido…

En poco menos de 600 palabras, he de aportar mi granito de arena a semejante reto. Echaré imaginación, literatura y buen oído. Una tontería como otra cualquiera pero para eso estamos. Digo: echar un quiqui, polvo, caliqueño o similar en la cama es lo normal. No vamos a desentrañar este misterio. Según la hora del coito, puede ser nombrado como “alegre amanecer”, “fiesta siesta” o “noche de pasión”. Seguro que hay más pero no quiero extenderme. Tampoco se pasa tanto rato en la cama aparte de durmiendo. Según el momento o el tipo (y da igual la hora) en el que se realiza “el acto”, los clasifico (porque me da la gana) en un “akitepillo”, “sorpresa sorpresa”, “un clásico”, “un apretón” y un “obligado”.

El que reprime sus instintos en este sentido es tonto

Si entramos en el mundo de las fantasías, y de los lugares poco habituales, nos encontramos con una entretenida variedad: “cocina caliente” con toques gastronómicos, el “duchorrea” con espuma, el “ascensor” con riesgo, incomodidad y rapidez y muy parecido al de “el probador” o al del “wc o waterclosed”. Podemos incluir el del “simca 1000” en este apartado de condiciones poco prácticas y normalmente sobrevenidas. Hay una serie magnífica de actos sexuales (en los que se inspira el porno) que son pura alegría. Con todo tipo de disfraces o desempeñando roles peregrinos y peliculeros, más o menos típicos, que pueden llevarnos a las filias más absurdas y las depravaciones más innombrables y que muchas veces requieren excepcionales condiciones físicas. Este es el apartado inconfesable donde solo llegan los más audaces y descarados.

Si nos metemos con los canales y orificios, con las técnicas de estimulación y con los recursos físicos propios o exógenos, el artículo no lo acabo. Lo dejo abierto para que alguien me aporte, me sugiera, me recuerde mis olvidos, me reproche mi elección o me alabe por ello. Me da igual. Es parte de todos y el que reprime sus instintos en este sentido es tonto, antinatural, retorcido o, simplemente, no es. Hala, a follar (por esta vez, con empotramiento). Y ya está. Joder.

Nota: El título del artículo es por rizar el rizo. Se admiten casados, divorciados, separados, viudos, vírgenes y mártires.

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