Mil gracias Movida Cáceres

Historias de Plutón
José A. Secas

Esta noche se presenta -gracias, Paco– el libro de la movida cacereña del ’80 y ’90. Me siento muy orgulloso y protagonista. He escrito el capítulo correspondiente sobre mi grupo de la época, Percance Laplace, disfrutado con loca juventud, ilusión y plenitud con mis amigos Chema, Carlos, Ramón y José Luis en el segundo lustro de los ’80. Además tengo el honor de haber compartido el proceso de creación y producción del cortometraje dirigido por el cineasta Jerónimo García Castela “300 km al sudoeste” y que se verá en todo su esplendor esta noche en el Gran Teatro y para rematar, rescataré en directo del baúl de los recuerdos musicales, con mis queridos y admirados Juanjo Cortés, Juanjo Narbón y Pachi Cañamero, grandes éxitos locales de los ’80 de los conocidísimos grupos -aquí, en nuestro pequeño rincón del extremo oeste- Coup de Soupe, La cena está servida y Percance Laplace. Esta noche va a ser memorable. Os cuento el relato que une las canciones y que no voy a leer.en directo por no dar la chapa.

Creo que el mundo se mueve por amor y que nos pasamos la vida pillándole el truco. Cuando tienes que echar la mirada atrás y enfrentarte con tu pasado, treinta y tres años -o más- atrás a repasar las letras de canciones, propias y de tu generación, unidas a tu vida tan intensamente por ese vínculo inigualable que es la música, se despiertan las mismas inquietudes que entonces, solo que pasadas por años. En aquella época éramos más jóvenes y menos viejos que ahora, que no es lo mismo pero es igual. Los enfoques filosóficos con respecto a la vida eran directamente proporcionales a tu experiencia. El amor, oh, el amor…
Y suena la canción “Dudo” de Percance Laplace.

“La vida de la movida era muy entretenida”. Toma rima. Pues claro, además es que nos pilló a una buena edad. Si a nuestros padres o a nuestros hijos se les hubiera aparecido la vida tan oportunamente como a nosotros la hubieran aprovechado. Ya te digo. Hubieran hecho lo mismo. Esta banda de boomers que nos estamos juntando es muy divertida. Hacíamos a nuestra edad cosas que los jóvenes no se pueden imaginar. Esas cosas ya no existen. No han durado suficiente para que nuestros hijos las disfruten. Nuestros padres trabajaron muy duro para que tirara para adelante tanto niño. Los pobres, ni unos ni otros, sabrán qué es ir a Lisboa en tren.
Comienza a sonar la canción “Lusitania Exprés” de Coup de Soup.

Escuchábamos la radio y las novedades y los discos de los amigos y hermanos mayores con fruición para terminar construyendo esa mochila sonora que vamos arrastrando con amor toda la vida. Los que hacíamos canciones jugábamos a la moda y a la juventud con inocencia y sintonizábamos musicalmente con quienes nos apetecía. Vamos, como lo hacen los jóvenes ahora y siempre. Lo bueno es que entonces había mucho para elegir y disfrutar. La vida de algunos se construyó en el cine y la tele y las imágenes que mamábamos nos colocaban en los escenarios más peliculeros y tópicos. Por ejemplo, en un taller.
Empiezan a sonar los acordes de “El calendario” de Percance Laplace.

Tengo la vida y el derecho a pasarlo bien. Soy joven. Me gusta la fiesta. Se respira libertad y viendo el panorama, la cosa nos ha pillado cuesta arriba, pero tenemos energía y futuro. Además somos tantos… Creo que somos nosotros los que más hemos podido disfrutar los momentos de vivir la juventud con plenitud. En nuestro entorno ganaba la inexperiencia por aplastante mayoría. Había más hijos y hermanos que padres, tíos y abuelos. Qué bien le sienta a uno echar la mirada atrás y ver el camino que has recorrido deteniéndote en los momentos gloriosos. Un orgullo de generación qué mejor no puede estar. Mejor que ahora ya no vamos a estar, seguro. De cuerpo, se entiende. Esos cuerpos…
Suena en directo la canción “Chicas húmedas” de La cena está servida.

La parte más tierna de la reciente adolescencia la revivíamos en ese caos que supone ir digiriendo las cosas buenas de la vida hasta empacharte. Probar, conocer, disfrutar y otra más. Me refiero al amor. Si, el motor del mundo. El sentimiento más potente y vivificador nos inundaba y lo trasegábamos con devoción y entusiasmo. Los bailes agarrados eran tan buenos como los botes y los saltos. Bailar y bailar. Escuchar, volver a bailar, mirarse, vibrar, inundarse, acercarse y besar.
Distinguimos los acordes de la canción “Nunca” de Coup de Soup. Esperamos que suba Juan Carlos a cantarla.

Saltábamos del amor al desamor y de la ilusión al desencanto para ir haciendo músculo y ver si más tarde o más temprano, la ruleta llevaba tu sien hasta el borde del cañón o te dejaba dar una vuelta más en el carrusel. Aprendiendo. Una detrás de otra. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. No todo era jijí jajá. A veces las cosas no salen tan bien como en nuestros sueños y empezamos a perder batallas y a cargar la mochila de desencuentros. Esto es la vida, amigo. All you need is love.
Comienza la canción “El ángel” de La cena está servida.

Ya, en la vida hay de todo. Es como tú te lo tomes. No todo va a ser regodearte en el fango de la caída. Todavía podemos remontar con otro empujoncito. Venga, que siga la fiesta. El amor está en los bares. Y la cultura, la vida, la inquietud y el movimiento. Se me pueden ocurrir algunos más… Voy a cerrar la boca y dejar de decir palabras. Solo voy a abrirla para tragar líquido y humo. Creo que estoy en en mejor momento en y en el mejor lugar. Os felicito y os envidio. Me alegro y lo añoro. Se me va la pinza. ¿qué, nos tomamos la penúltima?
Suena “Mucho habías bebido tú hoy” de Coup de Soup.

Al cabo de los años nos vamos dando cuenta que la vida consiste en aprender a perder. No lo digo por el pelo de algunos como yo. Estamos de acuerdo. Ganamos siempre porque los éxitos nos fortalecen y nos animan a continuar y los fracasos nos enseñan. Pero es que somos tan frágiles y tan comunes al resto de nuestros iguales que cuando nos cantan las penas enseguida nos ponemos blanditos. Tenemos una parte sensible que nos conecta con lo que siempre fuimos.
Sube Chema a cantar “Cuanto tiempo” de Percance Laplace.

Tenemos suerte. Compartimos los mejores momentos en los mejores espacios. Como ahora. Pero todo se acaba, aunque la vida continúa. La juventud, la presentación, el día 16 de noviembre y el concierto de esta noche. Antes, como en cualquier historia de amor con principio y final, os invito a disfrutar el presente, a atesorar este recuerdo y a hacer todo lo contrario que lo que dice nuestra última canción.
Comienza “No vuelvas a llamarme” de La cena está servida.

Salimos los cuatro miembros de “Los Restos”, “Los Responsables” o “Gloria Bendita”, bautizados prematuramente como “La Movida” y damos las gracias.
Gracias a Paco Lobo por este libro y porque nos ha juntado con vosotros/as.
Gracias a los técnicos por hacernos sonar esta noche.
Gracias a vosotros por compartir este momento.
Gracias a la vida que nos ha dado tanto.
Gracias a (pon tu nombre).
Gracias.

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