apagad las luces
Foto: Santi Márquez

 

Historias de Plutón
José A. Secas

Cuando me entero de que el Gobierno de España ha aprobado el “Real Decreto-ley 14/2022, de 1 de agosto, de medidas de sostenibilidad económica en el ámbito del transporte, en materia de becas y ayudas al estudio, así como de medidas de ahorro, eficiencia energética y de reducción de la dependencia energética del gas natural”, voy y, como diría el recién casado Juanma en sus tiempos marichóchicos, “me quedo muerta”. Resulta que de un día para otro, la razón de ser de Plena Moon ha desaparecido. No, hija, no. Esto no puede ser ni por un lado ni por el otro. De momento se afirma, en las medidas que a los #plenamooners nos atañen, que se establece un apagado obligatorio de las luces de los monumentos desde las 10 de la noche y que no solo será en las noches de luna llena, sino todas y cada una de las noches hasta finales del 2023, poco antes de las Navidades (las próximas, no, las siguientes) que para entonces, seguro, ya se habrá acabado la crisis, la guerra y todos los fantasmas se habrán volatilizado y podremos volver al dispendio, al consumismo, al desenfreno y al descoque habitual. Error. Gordo, además.

Cuando en 2019 los #plenamooners comenzamos a pedir que se apagaran las luces de los monumentos las noches de luna llena para que se diera ejemplo y fuera calando una idea sostenible y de ahorro, nadie se hubiera imaginado que esta propuesta, adelantada a su tiempo, sería, al cabo unos pocos años, “obligatoria” vía Real Decreto, eso sí, temporal y luego ya volveremos a “lo de antes”. Error, error gordo de nuevo. Nada volverá a ser como aquellos dulces tiempos anteriores a la pandemia, a la guerra y a la enésima crisis. El planeta, nuestro Mundo, lleva una mecha que te k (gas). Solo tenemos que pensar que el calor que estamos pasando no va a dar marcha atrás y que en los próximos veranos jamás volveremos a los 17º de noche y 35º, como mucho, de día. No, amigos, eso no va a pasar. Me apena que el Gobierno y todos los gobernados y súbditos (que diría Alonso)  nos creamos que estos malos tiempos son pasajeros. De eso nada, monada. Mira que yo soy optimista, pero a esa deriva mundial yo no le veo posibilidad alguna de vuelta atrás. Como tipo positivo que soy, solo espero que haya aceptación y capacidad de adaptación; por las buenas o por las malas (y cuanto antes). De momento las primeras hostias las estamos encajando con media sonrisa boba porque estamos de resaca del COVID y en periodo de “merecidas vacaciones” y queremos “normalidad”, pero con estos calores y el precio del litro y del megavatio, la maldita normalidad no la veo por ninguna parte.

Volviendo a lo que me interesa: Si se esfuma nuestro principal objetivo y ya no podemos darle la barrila a los ayuntamientos para que den ejemplo, apaguen las luces las noches de luna llena y vayan indicándonos cual es el camino correcto de sostenibilidad en consonancia con la agenda 20-30 de las Naciones Unidas y patatín y patatán, ¿qué pintamos los #plenamooners? Pues os voy a decir qué pienso yo, que para eso me lo he inventado: Los ciudadanos y los artistas, vamos a seguir saliendo a la calle a homenajear a la luna, con crisis, con calor y con lo que haga falta porque nuestra verdadera labor de mentalización se va a ver justificada con las (falsas) medidas temporales de ahorro energético. Nuestro objetivo es que las noches de luna llena se apaguen las luces de todos los monumentos, escaparates y espacios donde sobre, porque se ve. No solo hasta finales del 23 sino para siempre, no solo en España, sino en todo el Mundo. Estas noticias tan fantásticas de primeros de agosto dan razón de ser y sentido a Plena Moon y los #plenamooners nos sentimos orgullosos de habernos adelantado a nuestro gobierno.

De momento, el día 12 (viernes) de agosto, en Casar de Cáceres, vamos a hacer nuestro festival por todo lo alto. Casar apagó las luces ya en la pasada luna de julio porque cree en la sostenibilidad y en el mensaje de Plena Moon. A los casareños les cabe el orgullo de haberse anticipado a estas medidas de sostenibilidad económica y, estoy seguro, serán #plenamooners de corazón y de facto más allá de finales del año que viene. Entre tanto, feliz oscuridad y feliz Plena Moon.

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