Mujeres en el callejero. Emilia Guijarro.

Lunes de papel
Emilia Guijarro

El jueves de la semana pasada el pleno del Ayuntamiento de Cáceres nos sorprendió con el cambio del nombre de dos lugares de la ciudad. La Avenida Primo de Rivera y el Parque de Calvo Sotelo. La noticia no puede menos que agradarme, porque hay cambios que hacen que esta ciudad sea un poco más moderna.

Hasta ahora, la calle dedicada a Clara Campoamor es absolutamente desconocida para los cacereños, si exceptuamos a los carteros y los inquilinos del único portal de la calle, o a los que pasean sus perros camino del Paseo Alto. Un bocado muy pequeño para una mujer tan grande.
Si hoy preguntamos a muchos jóvenes cacereños, pocos saben de la vida apasionante y desgraciada de esta diputada, a la que debemos las mujeres el derecho al voto.

Las generaciones jóvenes desconocen que conseguir el derecho al voto fue un camino lleno de obstáculos, que a esta diputada del Partido Radical le costó enfrentarse a sus propios compañeros de partido y el rechazo de los suyos. Finalmente la historia ha reconocido sus méritos y hoy se la considera una de las cien mujeres más influyentes de la historia de España.


Hay cambios que hacen que esta ciudad sea un poco más moderna

Otro tanto ocurre con la calle dedicada a Gloria Fuertes hasta ahora, también en un lugar poco transitado. Si acertado es el cambio de Primo de Rivera por Clara Campoamor, no menos lo es el del parque Calvo Sotelo por el de Gloria Fuertes, la poeta de toda una generación.
Gloria Fuertes, cuyo centenario se cumplió hace tres años, escribió esta frase apropiada para lo que hoy ha pasado en el Pleno: » se borrará tu voz, vendrá tu sueño, se borrarán las huellas de tus manos, pero nunca la tinta de tus versos».

Cuando mencionamos su nombre todos recordamos la televisión en blanco y negro, y sus poemas y cuentos para niños. Su figura peculiar, su voz inconfundible, lejos de los cánones de la moda al uso.


Cuando los niños jueguen en los toboganes, cabalguen en los caballitos de madera, quizás algún padre recuerde un poema de Gloria: «Mi partido es la Paz. Yo soy su líder. No pido votos, pido botas para los descalzos -que todavía hay muchos-“.

Enhorabuena a quien ha hecho la propuesta y a los que con sus votos la han hecho posible, por la escasez de mujeres en el callejero, por la relevancia de muchas que siguen en la sombra, y en concreto porque ambas merecen un lugar mejor que el que tenían.

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