Lunes de papel
Emilia Guijarro

Me gusta ponerle rostro a las ideas, sobre todo cuando éstas afectan a conceptos sociales. Hoy el rostro de los deportistas con discapacidad tiene nombre y patria, nombre y lugar. No hace falta cruzar fronteras, ni salir de nuestra ciudad para buscarlo. Hoy, ese rostro es la cara feliz y llena de orgullo de Guillermo García, nadador por excelencia.

A estas alturas no voy a descubrir a Guillermo, su breve historia, su pasión por el deporte, su constancia y su tenacidad, mucho se ha escrito sobre ello.
 Hemos sabido que, como todo chico de su edad, va al colegio, hace deporte y le gusta el futbol, que tiene una alteración del cromosoma 21 y que ha logrado ocho medallas de oro en el Campeonato del Mundo INAS (Federación Internacional para Deportista con Discapacidad) en la ciudad australiana de Brisbane. Y que antes de esta gesta había sido campeón de España en otros eventos deportivos.

Ese reconocimiento es lo mínimo que se le puede ofrecer a quien se ha esforzado tanto

Pero también hemos sabido que detrás de cada una de esas medallas ha habido un arduo trabajo de entrenamiento, de constancia, de acompañamiento familiar.
 Detrás de los éxitos de Guillermo hay una familia implicada, que no tiró la toalla cuando recibió el fatídico diagnóstico.

Detrás hay un entrenador que cree en las capacidades, en lo que suma y no en lo que resta. Detrás hay una comunidad educativa, un colegio, que ha compartido cada uno sus momentos de gloria, que le ha animado, que le admira, y unos compañeros que se enorgullecen de que sea uno de los suyos.
Y por último una sociedad que ha celebrado cada uno de sus éxitos en ese escaparate del mundo que son las redes sociales.
Guillermo ha tenido el mismo reconocimiento social que otros deportistas, porque junto a Quini Carrasco, otro de nuestros deportistas laureados, ha puesto a Cáceres en el mundo, compitiendo con otros deportistas de muy distintos países. Ese reconocimiento es lo mínimo que se le puede ofrecer a quien se ha esforzado tanto.
Y viendo las imágenes de las gestas de Guillermo no puedo olvidar que hace muchos años, cuando se preparaba la primera edición de los JEDEX, los Juegos Extremeños de Deporte Especial, un padre muy mayor, decía: ¡Cómo queréis que hagan deporte los nuestros, eso es imposible! ¡Qué locura! Si hoy pudiera ver a Guillermo no diría lo mismo.

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