Jesús María Gómez y Flores

Las crónicas de Cora
Cora Ibáñez

“La complicidad de los amantes” Editorial Takara

Cerré los ojos y escuché la voz inmaculada de la intérprete Ana Peromingo, que se extendía por el salón del Ateneo llenando el espacio vacío de un lunes atípico.

Las notas del piano se difuminaban en el tiempo, a través de las manos de José Luis Porras, prestándose al poema escrito de entre las páginas de un libro: “La complicidad de los amantes”, de Jesús María Gómez y Flores, y que me transporta hacia los aromas nacarados del silencio del amor.

Esas historias trágicas a veces, románticas y profundas que surcan el lodo de la vida, entremezcladas con las notas de Chopín o la cálida melodía de Henry Mancini, en Moon River, arrancaron destellos de nostalgia en mi corazón, hasta el punto en que las emociones hicieron acto de presencia elevándome paulatinamente hacia un cielo imaginario.

Presente y pasado, nostalgia, conversión y fuerza en un acto memorable en el que se iban desgranando los poemas sentidos del autor, con la música de fondo y las imágenes evocadas a traducir los sentimientos que cada cual impregnaba en su mente. La vida, la muerte y el amor.

Un amor espiritual que me trasladó, entre humos de ensoñaciones, a buscar a esos amantes sin rostro, inmortales, que el poeta ha sabido balancear en esa complicidad del verso que nos une.

Jesús María Gómez y Flores, ha logrado con la presentación de su poemario “La complicidad de los amantes”, izar esta alma tronchada, a un infinito mágico de emociones sin límites.

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