Los Premios Avuelapluma han vuelto, tras año y medio de ausencia por la pandemia, con mucha fuerza. Así, tanto el medio como los galardones son férreos defensores de la cultura y la la libertad de expresión. 

Este año han contado con un palmarés de lujo formado por Nacho Carretero, Cristina Gallego, Susana Martín Gijón, Bambikina y Cineclub ‘El Gallinero’. 

 

Hoy nos adentramos en el universo literario de la escritora extremeña Susana Martín Gijón, quien a través de sus novelas negras retrata lo peor del alma humana a la vez que trata de cambiar la mirada sobre temas candentes como las inmigración, el racismo o el feminismo.

Eres conocida, sobre todo, por tus novelas negras ¿desde cuándo te pica el gusanillo de la escritura y por qué te decantaste por el noir?

Desde pequeña he sido una escritora y lectora voraz, leía cuanto caía en mis manos y escribía pequeños relatos que aún atesora mi madre, pero no fue hasta los treinta años que me lancé con mi primera novela. La novela negra, o al menos con esos elementos de crimen y enigma era casi el camino natural, ya que tanto mi madre como mi abuela eran grandes seguidoras del género y yo iba detrás devorando esas intrigas.

Tu personaje de Annika Kaunda es una agente de origen namibio y reside en Extremadura… ¿se pueden romper estereotipos desde lo más oscuro del ser humano?

La narrativa como yo la concibo está en parte para eso, no para seguir fomentando clichés que sostengan un mundo rígido sino abrirnos otros horizontes. El poder de la ficción es enorme, y en ella podemos seguir vertiendo desigualdades o apostar por denunciarlas.

Además de tu faceta de escritora, eres una férrea defensora de los derechos humanos y te has posicionado como feminista y antirracista ¿Todavía sigue siendo necesario reivindicar derechos?

A la vista está. No hay más que mirar alrededor, todo el hartazgo por la discriminación histórica que cristalizó en el movimiento Black Lives Matter o lo que está pasando en Afganistán, que ya era uno de los peores países del mundo para nacer mujer y desde el regreso del poder talibán vuelven a ser tratadas peor que bestias. Pero no solo. Nos creemos muy avanzados y basta con escuchar unos minutos a Asaari Bibang, la cómica que cuenta desde el humor las situaciones absurdas que ha tenido que vivir por ser mujer y negra, para darnos cuenta de lo retrógrados que podemos llegar a ser.

Por tanto, en tu caso se cumple eso de que la pluma es más poderosa que la espada ¿verdad?

Es mi herramienta. Para narrar historias, pero también para retratar mi mirada del mundo, denunciar algunas injusticias y poner el acento en lo que creo que lo merece. Todos tenemos las nuestras, y todas suman.

Con todo esto, ¿qué supone para ti recibir el Premio Avuelapluma de las Letras?

Que reconozcan tu labor en tu tierra es una de las cosas más bonitas que pueda ocurrir dentro de la profesión, y es justo lo que me hace sentir este premio así que no puedo más que estar agradecida. Poco a poco me he ido haciendo un hueco en el panorama nacional y ahora veo que se reconoce todo ese esfuerzo, porque esto no va de golpes de suerte, sino de constancia, sacrificio y mucho tesón.

Por último, no sé si puedes adelantarme algo de tus próximos proyectos o de las nuevas andanzas de Annika…

A Annika le debo una novela, porque publiqué la trilogía entre 2013 y 2016, y la acabé con un final en alto que está pendiente de resolverse. Las tramas criminales quedaron atadas, es cierto, pero en su situación personal hay un buen lío que desenmarañar… Lo que ocurre es que ahora estoy inmersa en la saga de Camino Vargas, que también me está dando muchas alegrías, y tras Progenie y Especie, en enero del año próximo tendremos la tercera entrega, Planeta. Estoy muy ilusionada con este último trabajo y con ganas ya de saber cómo se recibe por los lectores.

 

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