Olga Rodríguez. Premio Avuelapluma 2019

Premio Avuelapluma a la Libertad de Expresión

Tu trabajo se caracteriza por una defensa férrea de los derechos humanos, el enfoque de género, denunciar el recorte de derechos y libertades, el racismo institucional, poner el foco la memoria histórica… ¿Tiene mucho que ver el periodismo con el activismo?

Yo entiendo el periodismo como lo podía entender Albert Camus o Kapuściński. No lo puedo concebir como algo que no tenga que ver con los Derechos Humanos. Cuando trabajas en contacto con determinadas realidades descubres que no puede ser de otra manera. Yo lo entendí muy pronto cubriendo la II Intifada Palestina o la Invasión d Irak o la Guerra de Afganistán. Ahí ves injusticias en mayúsculas y no se puede contar con esta equidistancia que a veces se emplea, poniendo en el mismo nivel al opresor y al oprimido, al violador y a la violada, al asesino y a la víctima. Hay cosas que hay que contarlas tal y como ocurren, sin descafeinar.

¿Cómo es eso de ser reportera de guerra?

La violación es uno de los grandes riesgos que corremos las mujeres, hay muchas compañeras que lo han sufrido. aunque también es cierto que es una herramienta que cada vez se utiliza más contra los hombres en los conflictos armados.

El término reportera de guerra no me gusta. Yo aspiro a ser reportera de paz en el mejor de los casos. Soy una persona especializada en política internacional y la guerra domina siempre esa situación.

Yo los obstáculos que tengo como mujer son los que tengo aquí: la diferencia salarial, la invisibilización, el tener que estar mucho más preparada y tener mucha más experiencia. El que regreses de una guerra y a ellos les digan “qué bien, machote” y a ti, como mujer “estas loca ¡Cómo te fuiste! Pobrecita, qué mal lo habrás pasado”… Es algo que no digo yo, lo decimos todas y te lo certifico porque participo en congresos internacionales de este tipo de periodismo. En España vamos atrasadas porque los 40 años de dictadura se notan en cuanto a las mujeres que cubren guerras y, mientras que en el Reino Unido van por la quinta generación aquí vamos por la segunda.

Una sociedad mal informada es fácilmente manipulable

Es verdad que trabajo en entornos muy machistas como dictaduras árabes, pero mis problemas como mujer reportera proceden de aquí y no son pocos.

En nuestra profesión, la precariedad está a la orden del día ¿Cómo crees que afecta este hecho a la hora de ofrecer calidad y rigor informativo?

Afecta muchísimo. La precariedad tiene a los periodistas atados de pies y manos porque, si no eres servil, te pueden echar. Además, supone que no estas cobrando lo que deberías y así es mucho más difícil ofrecer una información de calidad porque, como es lógico, la entrega es mayor cuando mejores condiciones tengas para trabajar. La precariedad facilita el miedo en la profesión y esta es una profesión que requiere espíritu crítico y subversivo. Vigilamos al poder y difícilmente se puede ejercer el periodismo con esta precariedad laboral.

¿Tiene esto algo que ver también con la propiedad de los medios de comunicación?

Claro… hay un antes y un después desde el momento en que el poder financiero entra en los medios de comunicación.

Todo esto comenzó en los años 90 en Estados Unidos y en España llega en los años 2000. Evidentemente, esto ya marca el cómo se informa de la crisis.

Además, se sustituye a los directivos por gerentes que proceden de otros sectores y que conciben la información como una mera mercancía y no como un piar básico de la sociedad. Una sociedad mal informada es fácilmente manipulable. Total, que estos gestores aplican misma política que en otros sectores: recortes. A mayores recortes, mayor beneficio: despiden generalmente a la gente con más experiencia, que normalmente son los más críticos y los más subversivos, para regenerar la redacción con gente que cobra tres veces menos. Lo extraño es que a mayor recorte no se dan mayores beneficios porque los periódicos dejan de ser legibles, ya que no hay la calidad de antes. La desconexión entre periodismo y realidad es brutal.

Por último, esto te lo tengo que preguntar… ¿Qué supone para ti recibir el Premio Avuelapluma a la Libertad de Expresión?

Estoy muy agradecida, muy ilusionada. Los premios no son algo baladí, le dan a una fuerza y ganas de salir adelante. Es un oficio muy difícil, en el que sufres mucha presión. En mi caso, me juego la vida y en otros casos te bloquean de ciertos espacios. Por tanto, los premios siempre se agradecen.

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