Sacra urna. Emilia Guijarro.

Lunes de papel
Emilia Guijarro

Pasada la resaca de las elecciones, con todos los enigmas resueltos. La complejidad del momento hace que a veces lo pequeño se engrandezca, entre un fogonazo y nos muestre una realidad cotidiana que demuestra la importancia de las pequeñas cosas.
En la sesión de investidura hemos descubierto al parlamentario Javier Zamarrón, presidente de la Mesa de Edad, una «rara avis» de terno negro y barba valleinclanesca, que ha encandilado a toda España con su verbo florido, su retórica, sus citas literarias, sus cultismos, su lenguaje declamatorio. Una figura sacada de los tiempos de la historia.

Pero los árboles no pueden impedirnos ver el bosque, y el bosque es un lugar inaccesible para una persona en silla de ruedas.
 He ido en varias ocasiones al Congreso de los Diputados y siempre me pregunté como accedería un diputado en silla de ruedas a la tribuna de oradores. La «sacra» urna me ha dado la respuesta: En el templo de la palabra es imposible.


Echenique no es el primer diputado en silla de ruedas en el Congreso de los Diputados. Ya lo fueron Temiño y Vañó, ambos del Partido Popular. Vañó fue especialmente activo en la defensa de las personas con diversidad funcional y fue portavoz de la Comisión de Política Social en el área de la discapacidad, pero tal y como contaba en una entrevista que le hicieron en 2004, él no le dio importancia. Con su entrada en el Congreso sí se habilitó un ascensor para que pudiera acceder a la parte alta del hemiciclo. No tuvo mucho éxito con la Presidencia ni con su grupo parlamentario, para que la adecuación del espacio fuera mucho más amplia.

Los árboles no pueden impedirnos ver el bosque, y el bosque es un lugar inaccesible para una persona en silla de ruedas

Hemos estado muy entretenidos por los saludos que se han dado, por lo que se dijeron, por los sitios que ocuparan los grupos parlamentarios, por las pequeñas cosas de una sesión de investidura convulsa y llena de apuntes que nos indican por donde van a ir las cosas en los próximos años. 
Pero los árboles no pueden impedir ver el bosque y el bosque es una silla de ruedas que no puede transitar por una selva de obstáculos. Un lugar inaccesible para un ciudadano que tiene todo el derecho a ser elegido para representarnos.


A nadie parece haberle importarle, quedémonos con la frase «Dejen expedito el pasillo del tercio izquierdo, tenemos que ir con la sacra urna…» Felicitémonos por la riqueza de un lenguaje que habíamos olvidado en tiempos de emoticonos y stikers, pero no olvidemos que lo ocurrido en el hemiciclo con el diputado Echenique no puede seguir pasando.

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