¿Qué te motivó a dedicarte al mundo del teatro y el circo?
En la época del instituto, yo no era lo que se dice un estudiante brillante, pero estaba metido en todas las actividades, organizábamos una revista, un pequeño programa de radio, un telediario en los recreos o la semana cultural del centro y, cómo no, a alguien se le ocurrió hacer algunas obras de teatro en esos días y yo me ofrecí para actuar. Esto, unido a que era muy asiduo a la programación teatral de mi ciudad, hizo que el gusanillo del teatro entrara en mí, pero realmente fue cuando vi un espectáculo que me impactó y fascinó mucho… el texto, los actores y la puesta en escena, y me dije “yo quiero hacer esto”. A partir de ese momento creo que no he dejado de luchar por conseguir ese sueño y ese viaje me traído hasta aquí.
Tras estudiar en Madrid o Londres, en 2003 fundaste la compañía Z teatro / Zircus Animación S.L. en Coria, ¿por qué elegiste Extremadura para iniciar este proyecto escénico?
Desde que me marché a estudiar tenía bastante claro que quería volver a Extremadura. Es mi tierra, estoy muy unido a su dehesa, sus ríos, su gente, a su olor, a sus raíces… Además, no me adapté muy bien a las grandes ciudades. Todo eso me empujó de nuevo aquí. Es verdad que al principio no sabía muy bien cómo afrontarlo, pero empecé a trabajar con algunas compañías teatrales de Extremadura y al poco tiempo decidí montar mi propio proyecto, un proyecto donde poder seguir creciendo como artista, investigando y realizando propuestas escénicas… Así nació Z teatro / Zircus Animación S.L, que fundé con una buena amiga, Eloisa.
Gracias a tu particular visión y formación, siempre intentas aunar diferentes técnicas escénicas como el teatro de texto y gestual, el circo, el clown y la música. ¿Qué desafíos enfrentas para equilibrar y fusionar estos elementos en escena?
Siempre que comienzo un nuevo proyecto lo intento hacer desde la desnudez artística, con mucho respeto a la idea o al texto elegido, pero con ganas de jugar como un niño, de proponer improvisaciones creativas para que el proyecto vaya naciendo poco a poco. En mi trayectoria me he formado en varias disciplinas escénicas y, desde hace algún tiempo, la idea de poder unirlas estaba en mi cabeza. La dificultad era poder hacerlo sin romper el hilo conductor ni la esencia de la propuesta, equilibrar todas esas técnicas y que aparezcan sin que el público se dé cuenta y aporten información a la narración teatral. Los desafíos eran muchos, pero en los procesos de montaje se va terminando de colocar todo. A veces se eliminan muchas ideas y surgen otras nuevas, y es aquí donde mi labor como director es estar atento para elegir, seleccionar o desechar material, porque yo trabajo desde la improvisación, la creación y la confianza en el elenco y en el equipo que me rodea.
«Extremadura. Es mi tierra, estoy muy unido a su dehesa, sus ríos, su gente, a su olor, a sus raíces»
Una de estas obras malabaristas ha sido «La Loca Historia del Siglo de Oro», que es candidata a los XXVIII Premios Max de las Artes Escénicas en la categoría de Mejor autoría revelación. ¿Cómo recibiste la noticia y qué inspiró este viaje por casi dos siglos de la historia de España?
La sorpresa de la candidatura fue mayúscula y en ningún momento pensé que eso podría pasar. Tenía confianza en que “La Loca Historia del Siglo de Oro” iba a ser candidata en alguno de los apartados de los Premios Max, pero nunca pensé que sería en el de Autoría Revelación.
Con respecto al viaje de “La Loca Historia del Siglo de Oro”, he de decir que llevaba algún tiempo trabajando con los clásicos, realizando varias coproducciones con la compañía La Escalera de Tijera. Me fascina el teatro clásico, pero desde hacía tiempo tenía muchas ganas de contar estos casi dos siglos, con sus luces y sus sobras, de una manera diferente, y charlando un día con mi compañero Roberto se me ocurrió el título y me puse manos a la obra. El resultado es un espectáculo creativo donde mezclamos diferentes técnicas, como ya hemos dicho, que hacen de la obra una propuesta vibrante, divertida y sorprendente, donde se cuenta la historia de una manera diferente y envuelve al espectador durante una hora y cinco minutos
Además de tu labor artística, diriges eventos como la «Boda Regia» en Valencia de Alcántara y el Festival Internacional de Teatro CLA-CON de Hoyos. ¿Qué supone organizar eventos así y qué has aprendido con ello?
Son dos labores diferentes, por un lado está “La Boda Regia”, que para mí es una vuelta a la esencia, al teatro popular en el mejor sentido de la palabra. Es un trabajo delicioso donde artistas amateurs de la localidad se suben al escenario para representar un hecho histórico y lo hacen con tanto amor y tanto empeño que los resultados son fantásticos. Llegué por casualidad hace unos cuantos años, pero ya casi me siento de Valencia de Alcántara. Durante el verano prácticamente vivo allí y me encanta perderme por las calles del barrio gótico y por su historia. De hecho, el texto que se representa en estos últimos años también es de mi cosecha.
Por otro lado, el Festival Internacional de Teatro Cla-Con, en Hoyos, fue una propuesta que hice al Ayuntamiento y que asumieron encantados. Mi idea es acercar el teatro de calidad a todo el mundo, también en pueblos pequeños. Esto es una tarea más de gestor cultural que artística, pero creo que todos nos debemos de implicar en crear espacios tanto para las compañías como para el público.
Dentro del Festival, además de la programación artística, también nos interesa la idea de la formación y por ello proponemos cursos y talleres en cada edición. En estos últimos años es un Festival en auge donde el público llena la plaza y disfruta mucho de las propuestas teatrales.
Con toda esta experiencia y trayectoria profesional a tus espaldas, ¿crees que el teatro goza de buena salud en Extremadura?
Esto es una moneda con sus dos caras. Por una parte, creo que artísticamente estamos en un momento creciente, con unas propuestas teatrales muy interesantes y de buena calidad, con artistas veteranos y jóvenes que siguen aportando ideas y creaciones que hacen que Extremadura tenga un teatro fresco e innovador. En la otra cara nos encontramos con teatros, casas de cultura o espacios escénicos donde hacer teatro se convierte en una odisea por la falta de medios o dejadez de los mismos, y dado que el objetivo final del teatro es la exhibición ante el público creo que esto se debería cuidar un poco más.
De todas formas, desde nuestro sector es necesario aportar ideas para que todo vaya mejorando. Es necesario que tanto la administración, como los teatros, compañías y artistas encontremos el camino, reivindiquemos la cultura y el hecho teatral como se merece.