¿Cuándo descubriste tu amor por las letras?
Desde muy pequeña. Lo mío no tiene mucho mérito, crecí rodeada de libros, en una casa en la que en las estanterías no había ningún hueco libre. Empecé a leer muy pronto, y enseguida quise contar historias como las que leía, por ejemplo, en el tomo de mitología de la enciclopedia del Mundo de los niños, que era una maravilla.
Has escrito novelas, cuentos, relatos cortos… ¿Te sientes más cómoda en algún género narrativo? ¿Qué te lleva a escribir uno u otro?
Cada historia exige una extensión diferente. A veces una historia larga no necesita más de diez líneas, y otras, una trama pequeña ocupa más de doscientas páginas. Prefiero sentarme a escribir sin saber muy bien qué estoy haciendo, como si aprendiera cada vez. Si tengo que elegir, prefiero los cuentos, son como un chispazo, un momento que hay que captar, la foto de un instante, y ese reto tan difícil me encanta.
Este mismo año has sido elegida para formar parte, como académica de número, de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, ¿cómo recibiste la noticia y qué retos se abren ante este reconocimiento?
Recibí la noticia muy agradecida y bastante abrumada por la repercusión, no por la responsabilidad. Voy a estar rodeada de personas con mucho talento que saben lo que hacen y me sumo con mucha alegría al trabajo de difundir y promover las letras y la cultura extremeñas. Es lo que llevo haciendo a escala pequeña desde siempre, en los talleres literarios, en los encuentros, en las clases…pero ahora voy a hacerlo arropada por una institución sólida y de prestigio.
«La cultura y las letras tienen futuro en Extremadura y en todas partes»
Has recibido numerosos premios y reconocimientos a nivel regional y nacional, ¿qué consejo le darías a los escritores extremeños que buscan abrirse camino en el mundo literario?
Que escriban, que sigan escribiendo, que no se cansen de escribir. Ese consejo me lo dieron hace muchísimos años, cuando gané mi primer premio de relatos, en el albergue juvenil donde estaba de campamento. Desde entonces, he tratado de seguirlo. He procurado escribir a mi ritmo, con honestidad, sin mirar a los lados o sin pensar en los premios, intentando aprender de otros escritores, respetando su trabajo, y ahora ayudando a los que empiezan. Ese es el consejo que doy a quienes quieran escribir. Que lo hagan a pesar de todo.
Además, tu pasión por la enseñanza y el compromiso con la cultura también te lleva a acercar la literatura a los jóvenes, a los profesores… ¿Qué te motiva a involucrarte en la divulgación literaria y la formación de nuevos lectores y escritores?
Creo que si no nos acercamos a los lectores, a los jóvenes en los institutos, en los colegios, y a los clubes de lectura, y a todos los que de un modo u otro quieren leer y escribir, tenemos todo perdido. Creo que somos depositarios, no propietarios, de un legado que no es nuestro, sino que debemos compartir. Y aprender constantemente. Yo he aprendido mucho escuchando a los alumnos de los talleres literarios y a mis propios alumnos, y también he aprendido cuando un lector me ofrece una visión distinta de lo que yo había escrito.
Y, uniendo tu faceta de escritora y de profesora de Lengua y Literatura, ¿la cultura y las letras tienen futuro en Extremadura?
La cultura y las letras tienen futuro en Extremadura y en todas partes. Puede que ahora estudiar una carrera de letras se vea como un fracaso, pero la formación que te ofrece es una preparación muy sólida para un mundo cada vez más cambiante. Y no hablo solo de las carreras universitarias, leer, formarse, asistir a una obra de teatro, a una exposición, ver una película, escuchar música…cualquier actividad relacionada con la cultura te dota de una defensa contra la barbarie, que por desgracia, abunda. Cuanto más formado estés, más difícil será manipularte. Quien sabe no se deja engañar. Quien se ha formado se convierte en un ciudadano responsable y empático que toma decisiones pensando no solo en sí mismo, sino en la comunidad, en su bien, en una sociedad que cada vez necesita más mentes abiertas y menos personas cerradas.
