Con ánimo de discrepar
Víctor Casco
Vox, el partido financiado por iraníes (sus máximos líderes actuales, han reconocido que durante un año han estado recibiendo salarios gracias al millón de euros donados por un partido iraní que, hasta 2012, mantuvo una organización considerada terrorista por la UE y los EEUU) nos ha vuelto a regalar otra de sus propuestas polémicas e inútiles: en este caso, el pin parental.
Pin… o veto parental, para ser más exactos. Porque lo que se propone es que los padres puedan vetar las enseñanzas que recibe su hijo en la Escuela. Deben saber ustedes que lo que los profesores enseñamos en nuestras clases está reglado y dictado por las leyes educativas y sus contenidos tienen un importante aparato académico y científico que lo respalda. Ninguna autoridad, que no sea la académica, debería poder dictar qué se enseña y qué no.
Los padres no pueden exigir, por ejemplo, que sus hijos sean educados en el creacionismo porque en ciencia estudiamos la evolución de las especies – que es lo científico y probado – y tampoco pueden pedir que no reciban conocimientos de las leyes españolas, por ejemplo: la que consagra la igualdad de hombres y mujeres, la que protege la diversidad sexual, las que garantizan los derechos humanos.
La Escuela pública es la máxima garantía de que cualquier alumno va a poder conocer otras experiencias
VOX quiere una escuela doctrinal, una escuela sin principios ni valores democráticos, donde los niños sean educados en los prejuicios y dogmas de sus padres (si es que los tienen) cuando precisamente la Escuela pública es la máxima garantía de que cualquier alumno va a poder conocer otras experiencias, otras ideas, otras creencias directas a las que recibe en su micromundo.
Eso nos permite ser más libres y poder juzgar y decidir por nosotros mismos. Solo cuando conocemos todas las opciones, podemos elegir.
Y VOX no quiere que los hombre y mujeres de este país puedan decidir.