Conferenciantes, José A. Secas

Historias de Plutón
José A. Secas

Debido a mis quehaceres laborales y a mi permanente curiosidad y afán de aprender, me he chupado unas cuantas charletas… Bueno, ya veo que nada más empezar me ha salido la vena chungona e irónica. Podría haber dicho “he asistido a numerosas conferencias” pero, instintivamente, el discurso ha virado al terreno de la mofa disimuloide y el sarcasmo pachangueril; ¿por qué será? Os lo voy a decir: porque en esto, como en todo, hay calidades y niveles y, últimamente, me he tragado un par de tostones perogrúllicos y/o pesadetes, tipo A.

Me explico y desarrollo: Hay ámbitos (empresarial, espiritual, educativo, social, asociativo, de ocio, laboral, político, científico, religioso…) donde las personas afines se juntan a escuchar a alguien que tiene algo que contar. No todos manejan bien aquello del fondo y la forma. Es más, pocos manejan bien las dos cosas. A esto suma la audiencia, el día, el lugar, los medios, las expectativas, cómo estés tú de receptivo y a la postre, pocas veces, te vas verdaderamente satisfecho y contentino para casa. No, no es cuestión de actitud. Ya sé que de todo se aprende y que hay que estar pendiente para sacar lo mejor de cada cual pero es que algunos no son conscientes de sus limitaciones pero si están ahí, será por algo…

Partiendo de la base de que somos muy capaces de encumbrar a verdaderos mediocres solamente porque hayan tenido suerte y/o mucho morro y hayan llegado a exponerse con éxito mediático, más o menos manipulado; entiendo que si te subes a un escenario, estrado, púlpito o peñasco a contar tu película y vender tu moto, tiene que ser porque sean buenas (la película o la moto) y tú sepas hacerlo (contar o vender).

Ya sé que de todo se aprende y que hay que estar pendiente para sacar lo mejor de cada cual

En los ámbitos científicos o de marco más o menos cerrado, puedes aguantar a un tío pesado siempre que sepa mucho de lo suyo. Puedes soportar la forma siempre que el fondo sea interesante pero donde verdaderamente me quemo, es cuando escucho a gente (super, eso si) contando su vida (inspiradora, para algunos) y poniendo su ego en primer plano, barnizado con talento, esfuerzo, suerte y un montón de valores admirables más que se ha arrobado o que le han asignado. De pronto, un tipo (o tipa, que también las hay, por supuestísimo) “con éxito” te cuenta sin mucho arte (pero con mucho halo) una serie de obviedades y de fórmulas universales que a él le han dado resultado. A algunos les llega, les vale, les estimula… a mí cada vez menos. Me alegro por ellos. Solo con ponerle las pilas a uno de ellos, ya ha merecido la pena. Yo, seguiré escuchando charletas y trataré de pillarles el punto (o lo que sea).

Artículo anteriorGame Over
Artículo siguienteAún hay tiempo para cambiar de opinión

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí