Historias de Plutón
José A. Secas

Como buen enreda que soy, ando mariposeando y coqueteando por y con distintas facetas y colectivos artísticos y artísticas. Escritores, músicos, actores, pintores, fotógrafos, cineastas, bailarinas y todos sus amantes, satélites, versiones, aprendices, sucedáneos, adláteres, asimilados, aspirantes, imitadores, concubinas y concubinos. Son todos personas, personajes y personajillos, con sus egos y egas y sus tonterías y miserias más o menos humanas o divinas (de la muerte). Somos (me incluyo) muy graciosos cuando nos ponemos estupendos y cuando tenemos a alguien que nos haga caso. También nos ponemos muy pesados cuando no nos quieren. Los artistas, como todo bicho viviente, nos nutrimos de amor.

El arte (en general) sublima o realza los defectos y las virtudes del mundo a través de sus protagonistas (los artistas). Todos los humanos somos creativos y encerramos (algunos, literalmente) a un artista que desea (necesita, en muchos casos) expresarse. Unos pocos tenemos la fortuna (o la cara) de llevar a los extremos esa tendencia a mostrar, transmitir, relatar, expresar o exponer. Exhibicionismo o vitalidad, vanidad o supervivencia. Todo vale. Cada cual te va (o te viene) a contar su película o se manifestará tal y como es; ni más ni menos que como un ser humano tan distinto y tan igual a los demás. Muy artista y todo lo que quiera pero, como dice una canción punk de JAS, caga, mea y se la menea.

A veces, de entre todos ellos (nosotros y vosotros), destaca un artista excepcional y a la vez una persona irrepetible; alguien que tiene luz, fuerza, carisma, genio, encanto, personalidad, duende… son especialmente iguales a todos los demás pero sobresalen por algo que los hace distintos. Los “super” son muy pocos y ejercen magnetismo. Están entre nosotros. No tienen porqué ser famosos ni tan siquiera. Los más cercanos, las personas simples que los rodean, tratan de protegerlos egoístamente y de vampirizar su halo o su espíritu pero nunca su persona. Los “super” son libres y no escuchan cantos de sirena. Los “super” son humanos y nunca se endiosan, son humildes y no desprecian, son constantes con su pasión y no frivolizan. Son escasos pero están ahí. Los amamos.

Me encanta conocer y rodearme de personas auténticas (gran parte de ellas, artistas) que rezuman creatividad; de personas de las cuales aprender de sus emociones y belleza interior. Me gusta sentir la pasión que te contagian, la luz y el brillo de sus ojos. Me gusta la gente (gran parte de ellas, artistas) que vive y siente con intensidad, con fervor y con consciencia. Me gustan los locos sabios y los jóvenes expertos, los niños lúcidos y los valientes inocentes. Me gustan los artistas. Me gustan las personas. Me gustas tú.

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