Objetivo Nigeria
© UNICEF/RICH

Niños reclutados como soldados para sembrar el miedo en la población civil. Niñas secuestradas por grupos armados que son utilizadas como esclavas sexuales. Esta es la terrible situación que viven miles de niñas y niños separados de sus familias en el noroeste de Nigeria. En este escenario desolador es donde UNICEF, con el apoyo de la Diputación Provincial de Cáceres, desarrollará un programa humanitario con el objetivo de proporcionar ayuda integral a 500 niños y niñas, en los estados de Borno, Yobe y Adamawa, que se encuentran en situación de desprotección debido al conflicto armado que sufre esta zona del centro de África.

Todos los niños y niñas a quienes se atenderá con este programa tienen una característica común, están separados de sus familias, bien porque han sido abandonados, porque se han perdido o porque sus padres han fallecido como consecuencia de la guerra. Esto hace que sean especialmente vulnerables a la violencia, al abuso y los malos tratos, como por ejemplo ser reclutados por grupos armados, la explotación sexual o la mendicidad organizada. En este sentido, el objetivo del proyecto que se desarrollará en Nigeria pretende romper este círculo de violencia y vulnerabilidad.

Las niñas que están en manos de grupos y fuerzas armadas están sufriendo una violencia física, verbal y sexual inusitada

Según datos que maneja Naciones Unidas, se estima que hay alrededor de 20.000 niños y niñas no acompañados y separados de sus familias en el noroeste nigeriano. Sin embargo, a medida en que se gana acceso a nuevas zonas, las evaluaciones rápidas destacan que hay un gran número de niños y niñas no acompañados y separados de sus familias, por lo que se calcula que el número real es bastante superior.

Triple línea de actuación

La iniciativa de UNICEF, que cuenta con una subvención de 30.000 euros de la Diputación cacereña, tiene una triple línea de actuación. La primera radica en trabajar para que los niños y niñas que viven separados de sus familias puedan volver con ellas o, si no es posible, encontrarles una familia de acogida. Además, se les proporcionará servicios básicos de salud y apoyo psicosocial.

La segunda actuación tiene una dimensión educativa. En concreto, se ayudará a la escolarización de los niños y niñas a través de apoyo en las matrículas y materiales escolares, así como en la distribución de medicinas y ropa.

Por último, el proyecto contempla el establecimiento de un sistema de gestión tecnológica de todo este proceso de protección infantil para que sus resultados puedan perdurar en el tiempo, es decir, que el sistema de protección pueda mantenerse una vez que termine esta primera fase.

El primer paso de este proceso de reunificación familiar será elaborar un registro de los niños y niñas que no están con sus familias. En paralelo, se revisarán las familias que han perdido a un niño, identificando las coincidencias y verificando el vínculo familiar.

Las niñas que han sido liberadas de grupos armados y aquellas supervivientes de explotación sexual son rechazadas por sus familias y/o comunidades

Si en los pasos anteriores queda probada la relación de parentesco entre el niño y su familia, y siempre que haya consentimiento, se procederá a la reunificación. Se llevará al niño o niñas junto con su familia y los trabajadores sociales se encargarán de una primera valoración de la pertinencia de esta reunificación in situ. El proceso no termina con el hecho de que el niño o niña esté con su familia, ya que los profesionales de UNICEF realizarán un seguimiento del estado del pequeño con su familia en diferentes fases (tres fases de seguimiento como mínimo), y sólo cuando compruebe que el menor está protegido con su familia se podrá cerrar el caso.

Para los casos en los que no se encuentra a las familias biológicas y durante el proceso de búsqueda de las mismas, el proyecto ofrecerá una solución habitacional a los niños y niñas en un entorno familiar. Para ello, se identificarán y formarán a familias de acogida que podrán hacerse cargo de ellos.

Perspectiva de género

UNICEF apoya al Ministerio de Asuntos de la Mujer y Desarrollo Social en la provisión de programas para niñas afectadas por el conflicto, poniendo especial atención en las niñas separadas y no acompañadas, las supervivientes de la violencia sexual relacionada con el conflicto y aquellas que sufren o están en riesgo de cualquier tipo de estigma. Estos programas persiguen la integración social plena de las niñas en sus familias y comunidades, incluyendo el apoyo psicológico y el acceso a la educación.

Todas las intervenciones que UNICEF está implementando en el noreste de Nigeria, tanto en educación, como en salud, nutrición, agua, saneamiento y protección infantil, están diseñadas para ser sensibles al género a fin de satisfacer las necesidades tanto de niñas como de niños.

Para asegurar que los programas de protección infantil de UNICEF son efectivos, estos se diseñan siempre basándose en una clara comprensión y en un análisis sobre las diferencias en los roles y las normas de género que aplican para niñas y niños, con el fin de que tanto ellas como ellos tengan asegurados sus derechos, así como los recursos, las oportunidades y la protección que necesitan.

Las niñas especialmente, se enfrentan a una situación de vulnerabilidad específica debido a las relaciones de poder que imperan en la sociedad nigeriana y que originan una discriminación de niñas y mujeres. La situación de conflicto actual está teniendo un impacto brutal en las niñas y la discriminación que ya venían sufriendo por el hecho de ser niñas se ha exacerbado más si cabe.

Las niñas que están en manos de grupos y fuerzas armadas están sufriendo una violencia física, verbal y sexual inusitada. Se les atribuye roles de absoluta sumisión con respecto a los adultos e incluso con respecto a sus iguales varones, siendo relegadas a tareas de servidumbre y siempre a disposición de los varones, sin posibilidad de mejorar sus condiciones de vida.

A menudo, son utilizadas como esclavas sexuales lo que pone en riesgo su salud física (lesiones provocadas por las agresiones, ETS, VIH, embarazos precoces, etc.), emocional y social (estigma y discriminación). Las posibilidades de acceder a una educación y de tener un desarrollo económico y social adecuado se reducen drásticamente.

Las niñas que han sido liberadas de grupos armados y aquellas supervivientes de explotación sexual y violencia de género son, a menudo, rechazadas además por sus familias y/o comunidades, lo que les convierte en dobles supervivientes del conflicto.

En estos casos, además de las consecuencias y los traumas de la violencia que se han visto obligadas a vivir, quedan marcadas por el estigma y la discriminación, con terribles consecuencias físicas, emocionales y sociales para sus vidas.

Esto es especialmente relevante cuando estas supervivientes de violencia basada en el género están embarazadas o tienen hijos/as fruto de la agresión. Muchas de ellas han sido condenadas a estar separadas de sus familias, o incluso tener que desplazarse a otra comunidad y por lo tanto tener que empezar de cero su vida, sin ningún tipo de protección social y con hijas o hijos a cargo.

Por otro lado, los desplazamientos (tanto dentro del país como cruzando a los países vecinos) son uno de los momentos de más riesgo para las niñas, no solo de acabar separadas de sus familias, sino de sufrir agresiones, abusos y explotación sexual.

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