¿Cuándo empezaste a dibujar?
Todo empezó desde bien pequeña cuando mi madre me preparaba dibujos para unir por puntos. De ahí pasé a copiar cómics y dibujos animados de la tele o películas de animación y desde entonces no he parado. Siempre he recurrido al dibujo para expresarme de la forma más honesta y personal posible, tanto con la gente que me rodea, como con desconocidos o conmigo misma.
¿Cuál ha sido tu formación artística?
Hasta que no terminé mi carrera en comunicación audiovisual, no descubrí la existencia de las escuelas de animación. Tras una intensa búsqueda, acabé decantándome por la formación que ofrecía la ESDIP (Escuela superior de dibujo profesional) en Madrid, donde se ponía el foco en el dibujo aplicado a la animación tradicional. Pasé tres años allí, rodeada de gente con un potencial increíble, muchísimo talento y motivación. Fue muy chocante pasar de ser “la que dibuja” a ser una más entre muchos estudiantes y profesores dignos de admirar.
Has participado en ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’ y ‘Klaus’ ¿en qué ha consistido tu trabajo?
En ambas películas he trabajado principalmente en el departamento de clean up. El ‘clean up’ es el paso intermedio entre animación y color. Es una tarea meticulosa en la cual se limpian, fotograma a fotograma, los planos de animación.
He trabajado en el departamento de ‘clean up’
Los animadores ponen el foco en el movimiento y entregan sus animaciones con un aspecto abocetado que aún necesita refinarse. El artista de clean up, limpia la animación, mantiene a los personajes consistentes y define unas líneas claras y cerradas para facilitar la posterior labor de coloreado.
Esto fue lo que hice en ambas películas, aunque en ‘Buñuel en el Laberinto de las tortugas’, al ser una producción más modesta y familiar, tuve ocasión de meter mano en otros departamentos como el de arte o animación.
Se podría decir que este año ha sido el año de oro de la animación española, pero ¿se puede vivir en nuestro país de esto?
Hasta la fecha he tenido suerte y he encadenado estos dos increíbles proyectos dentro de España por lo que tengo que ser optimista y pensar que, pese a las dificultades obvias, estamos dando pasos de gigante hacia un futuro en el que la animación esté afianzada en nuestro país.
De todos modos, ¿Cómo has vivido el éxito de estas dos películas?
Con muchísima ilusión y orgullo. Son dos proyectos radicalmente distintos, desde el presupuesto, a la audiencia a la que se dirigen o a la propia producción, pero lo que ambos tienen en común es un equipo de artistas y profesionales completamente entregados.
Canalizo mis emociones a través del lápiz
He vivido con la misma ilusión ver a mis paisanos de Extremadura recoger el Goya que al equipo de Sergio Pablos arrasar en las nominaciones más prestigiosas del mundo de la animación. Cada película ha triunfado a su manera y se ha ganado el aprecio del público, y sabiendo el esfuerzo que ha habido tras cada una, no podría estar más satisfecha.
Además de la animación, ¿tienes otros proyectos como ilustradora?
Tengo un proyecto de cómic parado desde hace varios años al que me encantaría dar luz, pero aún no he dado con el momento exacto. Por otro lado, ¡nunca paro de dibujar! Tanto para mí como para el resto. Mi forma de canalizar experiencias y emociones es a través del lápiz, de modo que, si me apeno porque ha terminado mi serie de televisión favorita, es de esperar que llene las redes sociales de dibujos conmemorativos.
Por último, ¿dónde te gustaría llegar en el mundo de la animación?
Me encantaría explorar distintas facetas dentro de las producciones: el diseño de personajes, el storyboard, la animación pura o incluso aspectos más técnicos como la composición. Y por supuesto, volver a sentir cosas tan increíbles como el orgullo por un equipo entregado al arte o la satisfacción del público al recibir nuestra historia.