El Observatorio Europeo de los Sistemas y Políticas de Asistencia Sanitaria de la OMS informó al Sistema Sanitario español del incremento en un 44% de los trastornos de salud mental y del aumento progresivo desde 2018 en las tasas de suicidio. En relación con estos datos, alerta: “el suicidio se ha convertido en la principal causa de muerte en jóvenes y adolescentes de 12 a 29 años en España” y sitúa a España como el segundo país más consumidor de ansiolíticos recetados en la UE en 2021.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que hasta un 50% de los trastornos mentales que afectan a adultos empiezan antes de los 14 años de edad, por lo que es efectivo emprender en la infancia acciones destinadas a prevenir los trastornos mentales y a proteger, y promover, la salud mental.

Ser conscientes de la necesidad de recursos humanos especializados en los centros educativos resulta fundamental para seguir incidiendo en la prevención de los problemas de salud mental y conductual en nuestras aulas, y en la formación dirigida tanto al profesorado como a la familia.

Encarar las situaciones de violencia escolar debe ser asumido por los docentes en colaboración con las familias y su tratamiento ha de venir prioritariamente de la mano de la prevención. El apoyo terapéutico resulta fundamental para atender tanto a las víctimas como a los agresores. No trabajar con los agresores, o limitar las medidas a una expulsión temporal del centro, contribuye a perpetuar el problema, siendo los agresores, según determinados estudios, los que peor pronóstico a nivel social presentan en el futuro.

En muchos casos el ejercicio de la violencia escolar está relacionada con problemas familiares o de salud mental del alumno, de ahí la importancia de trabajar con la víctima, con el agresor, con las familias y con el centro. La conflictividad familiar puede servir de modelaje al menor e interiorizar un modo de comportamiento socialmente inadaptado, de ahí que la figura del coordinador de parentalidad y los equipos multidisciplinares de los que se componen resultan fundamentales en el momento de una separación, ya que se enfocan en los aspectos psicosociales relacionados con el menor en busca de su bienestar.

Pero la prevención de la Salud Mental en menores pasa sin lugar a dudas por el establecimiento de modelos de salud mental que apuesten por políticas preventivas comunitarias.

La presión social y las expectativas irrealistas para cumplir con ciertos estándares en términos de apariencia, logros académicos, carrera profesional, entre otros, influye para que los jóvenes puedan enfrentarse a dificultades para desarrollar una identidad sólida y una autoestima saludable, especialmente debido a las presiones sociales y los estándares irreales perpetuados por los medios de comunicación y las redes sociales.

Son muchos los estudios que respaldan la sólida influencia que tienen las fortalezas psicosociales sobre la psicopatología y el bienestar, los factores etiológicos nucleares en la génesis del suicidio.

En la actualidad se está llevando una intervención piloto en la provincia de Alicante, que involucra a unos 200 estudiantes de los primeros cursos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), los alumnos trabajan las fortalezas socioemocionales para fomentar un entorno escolar positivo, este enfoque no solo afectará a los estudiantes, también al personal docente y a las familias, transformando el entorno escolar en un espacio propicio para el bienestar integral de los adolescentes.

El aprendizaje de las competencias psicosociales para la vida en nuestros menores es una apuesta fundamental para su desarrollo y un aliciente para la convivencia en una sociedad que se postula claramente a favor de la salud mental.

Dr. Ángel Lozano

FuenteAvuelapluma
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