Adolescente con móvil

La adolescencia es un período de la vida muy complejo, con numerosas transformaciones y necesidades psicosociales, un período fundamental en la adquisición de competencias para la vida, para la gestión de las emociones y las relaciones sociales, para adquirir habilidades que permitan disfrutar de esta etapa y al mismo tiempo habilidades que supongan una preparación para la adquisición de los roles adultos.

Es también una etapa de especial vulnerabilidad para el desarrollo de problemas de salud mental, acrecentados por la complejidad de nuestra sociedad, que se presenta como un terreno abonado para la aparición de una serie de problemas: adicciones, identidad, autoestima… Esto hace que los adolescentes tengan dificultades para desarrollar una identidad sólida y una autoestima saludable, en especial debido a las presiones sociales y a los estándares irreales perpetuados por los medios de comunicación y las redes sociales. Quizá nunca antes estuvieron tan presentes las sombras de la Caverna de Platón representadas ahora en las redes sociales.

Esta sociedad estresante, competitiva y consumista, unida a la presión social y a las expectativas irreales para cumplir con ciertos estándares en términos de apariencia y logros, son los desencadenantes de numerosos casos de ansiedad y depresión en adolescentes.

Se estima que de todas las personas que sufren un trastorno mental, el 75% lo desarrollaron antes de los 25 años de edad, y el 50% antes de los 15 años, lo que hace que esta etapa sea un periodo fundamental para la mejora de habilidades que permitan afrontar los estresores que acarrea la vida y poder atajarlos con soltura. La salud y el bienestar durante la adolescencia dependen en gran medida de las oportunidades para desarrollar esas habilidades emocionales y cognitivas que permitan la consecución del mayor grado de autonomía posible.

La escuela es un espacio fundamental para favorecer el desarrollo cognitivo, emocional y social del individuo. Una educación psicológica ayuda a minimizar los riesgos para la salud y promover el total desarrollo del ser humano, previniendo los problemas emocionales. Los centros escolares no sólo deben proporcionar determinadas habilidades cognitivas y la adquisición de conocimientos, sino que también deben ser un espacio de promoción de la salud para contribuir al autoconocimiento emocional, personal y mental, sin embargo, es notoria la falta de coordinación y comunicación entre los diversos profesionales, con la ausencia de profesionales de la psicología en el ámbito escolar.

Estas carencias y limitaciones podrían ser solventadas dotando a los centros educativos de profesionales y recursos para identificar y tratar a los adolescentes con problemas emocionales o en riesgo de desarrollarlos, e implementando programas sistémicos que aborden el problema desde todos los ámbitos, con una contrastada solvencia experimental para el desarrollo de un adecuado bienestar emocional.

Dr. Ángel Lozano. Doctor en Psicología e investigador de la Universidad Miguel Hernández y del INFLAB (Laboratorio Internacional del Buen Trato y Participación Infantil).

FuenteAvuelapluma
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