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Una veintena de libros publicados, colaborador de varios medios, comisario de diversas exposiciones… Se trata de José Miguel Carrillo de Albornoz, Vizconde de Torre Hidalgo, licenciado en Derecho por la universidad CEU de Madrid y postgraduado en Literatura e Historia en París. Se le podría definir como un hombre curioso, inquieto, extrovertido.  Madrileño de pro, cacereño de sangre y nacimiento, regresó hace cinco años a Cáceres, su ciudad natal, para fijar su residencia al decidir abrir al público las puertas de su casa, el Castillo de las Seguras, para la celebración de eventos.

En sus idas y venidas a Cáceres, ¿alguna vez se ha visto sorprendido por algún cambio en la ciudad, bien en el aspecto positivo, o bien negativo?

Cáceres tiene tendencia natural al inmovilismo. Siempre he pensado que duerme en un sueño de piedra del que le cuesta despertar, pero aún así, claro que ha sufrido cambios. El primero, que muchas de las familias que vivían en el barrio viejo, ya no están allí. Cáceres quiere abrirse al exterior, pero todavía falta mucho por hacer. La existencia de Atrio, de ferias como Foro Sur, la llegada de la colección Helga de Alvear, la apertura de la Fundación Mercedes Calle… son hitos en sentido positivo; pero también falta una promoción nacional e internacional de la ciudad que la ponga en su verdadero lugar entre las maravillas arquitectónicas de España.

Personalmente, ¿qué es lo que más valora de Cáceres?

Las piedras antiguas de los palacios y las casas, que me siguen contando esas viejas historias que están impresas en mi alma desde que era niño, y la lealtad de mis amigos de aquí.

Dejemos la biografía personal y centrémonos en la del escritor. ¿Cómo nació en usted su interés por la escritura?

He escrito desde niño. Primero poesía, luego cuentos e historias, pero lo hacía para mí. No pretendía publicar. El escribir es en mí algo natural, un don como lo fue mi voz durante la niñez, que me llevó a ser solista de la Escolanía del Recuerdo y que me permitió cantar con artistas de rango mundial en la Zarzuela y en el Teatro Real.

¿Y cómo se gestó su primera publicación?

Mi primera novela se gesta en 1991 tras una visita al barrio viejo con el entonces consejero de Cultura, Jaime Naranjo. Ante el palacio de Toledo Moctezuma les conté la historia de Isabel de Moctezuma y él me pidió que la escribiera, prometiendo publicarla. Era el estímulo que necesitaba y escribí la novela, pero luego Naranjo pasó a ser diputado nacional y ya no se pudo ocupar de publicarla. Tras años de rechazos por editoriales españolas fue a México, donde cosechó un éxito asombroso tras su publicación en 1997. Con más de diez ediciones y más de ciento cincuenta mil ejemplares vendidos me lanzó de lleno al mundo de la literatura.

Poco después, el entonces director de el Periódico, Pepe Higuero, me pidió que escribiera algunos artículos sobre temas históricos y así comencé a colaborar con medios de comunicación, mientras trabajaba como director comercial y jefe de suscripción de la compañía Nodstern art, entre 1992 y 2004. De esta etapa nace mi libro ‘Entender de Arte y antigüedades, guía práctica del coleccionista’.

Y ya lleva casi una veintena de obras, ¿cuál es su principal inspiración?

Comencé escribiendo sobre temas históricos y sobre una época que conocía muy bien, los siglos XV y XVI. Así nacen Isabel de Moctezuma, sus hijos, Carlos V, Catalina de Aragón y el Comendador de Alcántara, Nicolás de Ovando. Luego, sobre otros períodos y personajes que me interesaron.

Se centra en el género histórico y, de repente, de su mano nace una novela de ficción contemporánea, ‘El sueño de Alex’. ¿A qué se debió el cambio?

No me he centrado en exclusiva en la historia, aunque ha sido mi principal interés. La historia, el arte y México, donde he estado más de cuarenta veces y es un país que me fascina. Mis libros ‘Relatos mágicos y leyendas de México’, ‘Regina y el movimiento del 68’, treinta años después, y ‘Diario de un viaje iniciático por los misterios de México’, son prueba de esa pasión.

¿Cuánto tiene de realidad, y de autobiográfica, su última novela?

‘El sueño de Alex’ es una obra de ficción. Retrata el Madrid de hoy, y es un homenaje a la libertad de elegir la vida que uno quiera y a mi ciudad. Yo siempre he hecho lo que he deseado en mi vida, y el personaje de mi novela lucha por hacerlo, tras haberse traicionado a sí mismo en todo. Todo eso sí tiene mucho de mí, porque es un retrato del Madrid que conozco, que vivo y de mi mundo, pero no es autobiográfico.

¿Piensa seguir esta línea, o volverá a la novela histórica? ¿En cuál se siente más cómodo?

Mi evolución natural me lleva a la novela contemporánea. Quiero escribir sobre el tiempo en que vivo, y es por eso por lo que no he aceptado ninguno de los proyectos de tema histórico que me han ofrecido en los últimos años. Mi nueva novela, ‘Memoria de Cristal’, ya terminada, narra la historia de una pareja de personas mayores que se encuentran tras largos años de separación y divergentes trayectorias vitales. Transcurre entre Madrid y Barcelona, y creo que es una novela ambiciosa y redonda.

Para terminar, un deseo personal…, y para la ciudad

Sentirme en paz cada noche al irme a dormir, y poder seguir viendo como crece mi jardín que, a día de hoy, es mi verdadera pasión. Y para mi ciudad… la gloria.

Isabel Bravo /

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