Director, autor, iluminador, escenógrafo, actor, formador teatral… ¿hay algo que no sepa hacer Pedro Luis López Bellot? ¿Dónde se siente más cómodo?
Jejeje, aún me queda mucho por recorrer y por aprender en esto del teatro, en esa búsqueda que nace de la curiosidad me encuentro desde hace años, pero si tuviera que decir dónde me siento más cómodo, obviamente es en la dirección de escena. Hace tiempo tenía esa disyuntiva entre la interpretación y la dirección, pero, aunque la dirección vive más en la sombra, poder construir y llevar mi universo a escena, tiene algo que no es comparable a nada.
Tus obras tratan por ejemplo el acoso escolar o la violencia machista, ¿qué papel tiene el teatro en la conciencia social?
Debería tenerlo todo. Como creadores tenemos la responsabilidad y el deber de reflejar aquello que la humanidad aún no ha sido capaz de resolver, solucionar e igualar, por tanto, en este contexto y con esa idea, me muevo. Todo ser humano tiene el derecho de nacer libre y ser libre para crear, pensar, amar; VIVIR. Todo lo que rompa estos derechos básicos, el Arte y, por ende, el Teatro, lo debe reflejar sin filtro ni ambigüedades.
¿Qué debe tener una obra de teatro para que lleve el sello de Pedro Luis López Bellot?
Uff, que difícil. Esta pregunta creo que la respondería mejor el público que yo, pero si sirve de algo, todos mis espectáculos tienen un componente estético que surge de una búsqueda hacia la depuración máxima del lenguaje escénico basado en la ausencia aparente del TODO. Me gusta que haya verdad escénica, y eso solo lo puede haber si nos centramos en los intérpretes y les despojamos de elementos que ensucien ese algo que tiene la verdad. Todos los elementos que conforman la escena tienen una significación concreta, y el universo que habitan viene derivado del discurso que uno quiere lanzar al público: La luz (espacial), el espacio escénico, el espacio sonoro, la indumentaria, la video-creación, el movimiento escénico, el objeto, la palabra…, nacen de la significación dramatúrgica que viene derivada del discurso que se plantea como tema principal. Todo ello nace y brota siempre del personaje, por eso la puesta en escena de mis espectáculos huyen del realismo y del naturalismo, porque la verdad reside en cómo el teatro filtra a través de la belleza toda la crudeza de la condición humana. Eso es lo que me interesa del teatro, buscar qué motores mueven al individuo, de ahí la depuración escénica en favor de la palabra, la imagen y la interpretación. Y esto se consigue en producciones que apuesten por espectáculos de creación que doten de identidad ese espectáculo.
«Poder construir y llevar mi universo a escena, tiene algo que no es comparable a nada»
¿Cuál es el mayor desafío al que te has enfrentado en teatro?
Como espectáculo siento que aún está por llegar, y esta sensación no quiere decir que sea porque aquello que he hecho no haya supuesto un desafío en su momento, sino porque intuyo (y esta intuición es faro), que todavía tiene que venir aquello que me exponga y me rete en un lugar que no me lo espere, me incomode y me permita expresar de una manera que sé que está, pero que todavía no he encontrado.
Pero si tuviera que decir cuál ha sido el mayor desafío, ha sido decidir vivir del teatro y más en concreto de la dirección de escena residiendo en una zona donde el despoblamiento rural hace mella. Torrejoncillo es para mí el germen de todo lo que soy a nivel teatral, y desde hace unos años, no solo decidí devolver aquello que me ha dado, sino convertirlo en mi laboratorio de investigación y mi paraíso. De allí nace la creación libre y la ambición de generar el mejor y más depurado trabajo teatral posible.
La obra “Menina, soy una puta obra de Velázquez” fue nominada a tres Premios Max: Espectáculo Revelación, Mejor Actriz y Mejor Iluminación ¿qué suponen para ti nominaciones como estas o premios como el que hoy recibes?
Todo premio siempre es un reconocimiento, pero también un impulso. Que en los últimos tres años tres espectáculos que he tenido la fortuna de dirigir para Proyecto Cultura (Menina, soy una puta obra de Velázquez, Conquistadores y Maquiavelo) hayan obtenido 7 menciones a los Premios Max, galardones que durante toda su historia solo han premiado a una obra extremeña, suponen un impulso maravilloso no solo a mi trabajo, sino al de mis compañeros/as y al teatro de la región. Eso significa que el objetivo de visibilizar nuestro teatro en el territorio nacional empieza a dar sus frutos, entre ellos, recibir este precioso Premio que habéis tenido a bien concederme y que me hace especial ilusión por varias razones: La primera, por ver quiénes me preceden: compañeros/as que admiro, quiero y con los que he trabajado y aprendido mucho en mi carrera: José Vicente Moirón, Denis Rafter, Kiko Magariño, Gema González, La Nave del Duende (Cristina y David), etc…, la segunda, porque cuando estudiaba la carrera de dirección de escena en la ESAD y desayunaba en el Corral de las Cigüeñas leía vuestra línea editorial en papel y me proyectaba en el momento de poder recoger este premio algún día y, por supuesto, por el prestigio que tienen y la proyección que supone para alguien como yo.
¿Cuáles son los siguientes proyectos en los que podremos verte?
Pues este 2024 tengo varios proyectos preciosos que estoy deseando llevar a escena:
En Junio estrenaré con Samarkanda Teatro (en su 30º aniversario como Cía) Lope, inteligencia artificial para hacer comedias en este tiempo, una obra que aborda el debate entre el Teatro y la IA, a través de la palabra de Lope de Vega.
En verano, con Proyecto Cultura, llevaremos a escena Borbones, en la que será su cuarta producción y la segunda entrega de un estilo que iniciamos en Conquistadores y que ha supuesto un éxito arrollador a nivel nacional con más de 150 funciones, premios, menciones, etc…
Para otoño, estrenaré con la compañía de mi admirada y querida Nuqui Fdez. (Cíclica Teatro) El Balneario, un trabajo en clave del absurdo que aborda el tema del Alzheimer desde una óptica nueva, aparte de volver este verano con La Quema de Torrejoncillo (5 y 6 de Julio) un proyecto personal y de carácter histórico que podrán ver más de 2000 espectadores…
Bajo la compañía el Teatro de las Bestias, de la cual eres fundador, ofreces también formación, ¿cuál es la salud del teatro en Extremadura?
Sí, con mi compañía llevo impartiendo formación desde hace 12 años en la región y fuera de ella. La salud del teatro extremeño es diversa como en cualquier lugar. Si nos fijamos en los profesionales que conforman el sector o aquellos que están formándose, muy buena. Si nos centramos en las compañías, los trabajos que producen y su proyección, en líneas generales también, pero si somos realistas y exigentes debemos poner la mirada, por ejemplo, en las infraestructuras de los espacios escénicos y en su gestión… Ahí creo que podríamos crecer bastante. Cada día, cada año los profesionales del sector hacen malabares para llevar sus producciones adelante, pero si a esto le sumamos la cantidad de espacios semi-abandonados que hay en la región y dentro de la Red, espacios donde no existe material o si existe en qué condiciones, la falta de personal cualificado, sitios que nos encontramos con instalaciones en muchas ocasiones abandonadas donde no hay agua caliente ni los servicios mínimos para trabajar, etc… Hacen que nuestro teatro tenga mucho que evolucionar, y eso es básico para que se pueda exhibir nuestro trabajo tal y como está concebido. Todo esto debe plantearse desde la base de forma educacional en cada pueblo, en cada ciudad y sobre todo debe haber empecinamiento político, para que suceda. Reivindicar el valor de la cultura es algo tan esencial como primario, así que esto también es salud teatral, y sin espacios adecuados para trabajar y exhibir en condiciones, no se podrán mostrar nuestros trabajos sin el mínimo que el público merece, y esto supone un riesgo para el sector porque nuestro objetivo es llegar al espectador de la mejor manera posible y si a éste no le llega, mañana, es posible que no acuda a la butaca, por no decir que debemos potenciar aún más la excelencia y el teatro profesional con la idea de crear una industria sólida y rica.