La irresponsabilidad de Pedro Sánchez. Víctor Casco.

Con ánimo de discrepar
Víctor Casco

Que volvamos a una repetición electoral, en las que serían las cuartas elecciones generales en cuatro años, es una irresponsabilidad y un grave error que tal vez paguemos quienes hicimos una llamada hace unos meses a la izquierda para llenar de votos las urnas ante la posibilidad de que la extrema derecha pudiera condicionar la formación de un gobierno. El trifachito en Andalucía mostraba que esa opción, la extrema derecha con cuota de poder, no era descartable en España. ¿En Francia? Es impensable. ¿En Alemania? Es imposible. En estos dos países la derecha conservadora no está dispuesta a contar en nada y para nada con el populismo ultra. Pero queridos amigos, Spain is different.

Y las urnas se llenaron de votos. Y PSOE y Podemos podían formar gobiernos. Dos partidos que no solo no habían descartado gobernar juntos durante la campaña electoral, sino que habían hecho sendos llamamientos a la ciudadanía para que les otorgase la confianza de cara a formar un ejecutivo de izquierdas.

Y entonces llegó lo impensable: el cortoplacismo, la infantilización en los argumentos, las negociaciones en twitter y a través de los medios de comunicación.

Lo que va a hacer Pedro Sánchez es jugar a la ruleta rusa

¿Errores de Podemos? Muchos. En primer lugar, situar como único escenario posible un gobierno en coalición sin prever otras opciones. En segundo lugar hacer de las redes una especie de plaza pública de las reuniones, cuando toda negociación requiere discreción y tranquilidad. Sí: primero se negocia en silencio. Y alcanzado el acuerdo, es entonces cuando se hace público, explicando los programas, los objetivos, los instrumentos y los actores que participarán. Con luz y taquígrafos.

Pero si hay graves errores de Podemos, la máxima responsabilidad le corresponde a Pedro Sánchez. No puede pretender gobernar sin cesiones, cuando no representa ni al 30% de los electores. No tiene sentido que esperase hasta la última semana para empezar a negociar, que no llamara a los partidos que debían y podían apoyarle, que vetase – y con malas formas – al candidato de una coalición, Unidas Podemos, cuyos escaños le son imprescindibles y que tras un primer fracaso, utilizara agosto para hacer campaña electoral (en vez de buscar pactos) y septiembre lo tomara como unas minivacaciones.

Pedro Sánchez le dijo a Rajoy en 2016 que sólo él era el responsable del fracaso de su investidura y la consiguiente repetición de elecciones. Esa afirmación debe ahora aplicársela a sí mismo. Pero además, con todos sus gestos, con todas sus acciones, es inevitable pensar que Pedro Sánchez quiere unas nuevas elecciones, que ha actuado desde el principio buscando ese desenlace, que ha escuchado los cantos de sirena que le dicen que en una segunda ronda arrasará en votos. Es un error, es tremendo, porque lo que va a hacer Pedro Sánchez es jugar a la ruleta rusa con nuestras esperanzas y con nuestros sueños.

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