Mónica Naranjo en la Isla de las Tentaciones

Mi ojito derecho
Clorinda Powers

Esa ordinariez llamada La isla de las tentaciones representa todo aquello de lo que nuestros mayores han intentado alejarnos desde que empezaron a crecernos los pechos. Hoy, me llena de satisfacción decir que también fracasaron en eso.

Atrás quedaron los remilgos de esa España nuestra que fingía ignorar Gran Hermano mientras los audímetros reventaban.

Atrás quedaron los remilgos de esa España nuestra

Con La isla de las tentaciones, España se ha quitado de encima la mala conciencia que se nos había impuesto pero que nunca quisimos hacer nuestra.

La Isla de las Tentaciones ha sido el 15M para la decencia española. El programa ha constatado el fin del buen gusto como representante moral. Y con eso no quiero decir que Estefanía, Álex, Gonzalo y Andrea se hayan convertido en héroes y heroínas de nuestra generación. Pero nunca me cansaré de decir que no hay mejor eslogan que «Hay más imágenes para ti» para este país.

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