Clorinda Powers. Ansiedad

Mi ojito derecho
Clorinda Powers

¿Alguna vez se os han mojado los pies en un frío día de lluvia? ¿A que jode? Pues imaginad que para acabar con ese entumecimiento solo tuvierais que respirar profundamente y llenar vuestra cabeza de pensamientos positivos.

¿Funciona? Claro que no. Tenéis los pies como bollos preñaos. Y eso es una realidad. Una realidad física, absoluta, objetiva.

Ahora imaginad que os da un ataque de ansiedad y os entran unas ganas irresistibles de llorar. Unas ganas tan físicas, tan absolutas y tan objetivas que se os llenan los ojos de lágrimas y la garganta de angustia. Pues resulta que para acabar con ese entumecimiento solo tenéis que respirar profundamente y llenar vuestra cabeza de pensamientos positivos.

Esto tan complicado le puede pasar a cualquiera, en cualquier sitio y en cualquier momento

Es complicado. Pero esto tan complicado le puede pasar a cualquiera, en cualquier sitio y en cualquier momento. Y encima hay que disimular porque «Dios mío, qué vergüenza, yo llorando en el metro, yo llorando en la charcutería, yo llorando en una reunión de trabajo».

Hay quien se toma una pastillita y se le pasa. Hay quien respira profundamente, llena su cabeza de pensamientos positivos y se le pasa. Y hay quien no tiene ni idea de que está sufriendo un ataque de ansiedad y no solo no se le pasa, sino que se le enquista y, con el tiempo, el ataque se convierte en monstruo.

Si alguna vez os han entrado unas ganas irresistibles de llorar en el metro, en la charcutería o en una reunión de trabajo y tenéis recursos (económicos), pedid cita con el psicólogo, con la psicóloga. Es más fácil solucionar un problema que luchar contra el monstruo.

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