El Tiovivo. Víctor M. Jamón.

El último diente de leche
Víctor M. Jiménez

Al tiovivo del cementerio de atracciones le chirrían las tripas en cada vuelta. El constipado permanente que padecen los engranajes ya no se alivia con unas gotas de grasa.

Los caballitos mutilados relinchan y espantan a los cuervos, mientras los filamentos fundidos de las bombillas se sueñan incandescentes.

Los colores devorados por el calendario todavía resucitan con la mirada infantil de los ancianos y el empeño infatigable de los niños.

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