Fernando de Manueles Marcos 
Dermatólogo / Hospital Quirónsalud Cáceres

Entonces, ¿médico por familia?

Puede decirse que sí. Cuando era pequeño mi padre me llevaba a veces con él a su consulta, y eso ha influido claramente en mi decisión de ser médico.

¿Y por qué Dermatología?

Ya cuando estudiaba esta especialidad me parecía muy interesante, y luego, tras hacer el examen del MIR, pude elegirla y no lo dudé.

Es seguro que su especialidad abarca mucho más de lo que se piensa…

Aunque peque de redundante, la piel es el órgano más grande del cuerpo, y dentro de nuestra especialidad tratamos desde patologías inflamatorias como el acné o la dermatitis atópica, al cáncer cutáneo o patologías de gran impacto como la alopecia. Además, al ser una especialidad médico quirúrgica, permite en muchos casos el abordaje completo del paciente, desde el diagnóstico hasta la cirugía. Y por otra parte, todo nuestro trabajo tiene un trasfondo estético, por lo que a menudo somos los profesionales más adecuados para los tratamientos médico estéticos o el manejo de láser.

¿Qué es lo que más le gusta y valora de su trabajo?

Poder colaborar con el paciente para mejorar su situación. A veces no se puede, pero por suerte mi especialidad me permite dar solución a muchos de los problemas.

¿Recuerda algún momento significativo vivido profesionalmente?

Siempre nos acordamos de los casos más dramáticos, y como residente viví unos cuantos, pero me quedo con el agradecimiento de mis pacientes.

Afortunadamente la dermatología no es ajena a los últimos avances diagnósticos o terapéuticos, como la inmunoterapia para el tratamiento de algunos tipos de cáncer

¿Ha evolucionado mucho la Dermatología?

Como el resto de las especialidades médicas ésta no es menos, y ahora disponemos de mejores herramientas diagnósticas, como la microscopia confocal o la ecografía cutánea; o técnicas tan complejas de tratamiento como la cirugía de Mohs.

Afortunadamente es una especialidad en permanente cambio y que no es ajena a los últimos avances diagnósticos o terapéuticos, como la inmunoterapia para el tratamiento de algunos tipos de cáncer.

Los tratamientos, medios… evolucionan, cambian. ¿Ocurre lo mismo con las enfermedades de la piel?

Vivimos un cambio en nuestra forma de vida y eso se nota en nuestros hábitos y en la repercusión en las enfermedades de la piel. Afortunadamente, gracias a la concienciación de la ciudadanía en los hábitos saludables, es raro diagnosticar cánceres de piel en estadios muy avanzados, pero también son cada vez más las consultas por casos puramente estéticos.

Y el futuro de la especialidad, ¿por dónde va?

El tratamiento de todas las enfermedades inflamatorias va a ir muy ligado a la inmunología, y en cuanto a los medios terapéuticos y diagnósticos, los clásicos seguirán teniendo cabida y validez, pero convivirán con técnicas especiales como los microscopios confocales, la ecografía de alta resolución o la dermatoscopia digital y los laser de última generación para el tratamiento de enfermedades comunes de la piel como el acné o las manchas solares.

Por su experiencia, ¿diría que somos cuidadosos con nuestra salud dermatológica?

En lo teórico sí, estamos plenamente concienciados. Sabemos que el melanoma puede matar y que el sol juega un papel importante en su aparición, aunque después cada verano seguimos tratando pacientes quemados por la exposición solar.

¿Considera que nos preocupamos por la piel más por estética que por salud?

Cada vez más los pacientes conjugan las dos vertientes y es por ese motivo que muchos tratamientos estéticos tienen una repercusión en mejorar nuestra salud. De hecho, los pacientes nos eligen a los dermatólogos como especialistas de la piel enferma, pero también de la piel sana cuando lo que queremos es mejorar aspectos estéticos.

Para terminar, ¿algún consejo?

Mi consejo como dermatólogo es cuidar la salud en general y la salud de la piel protegiéndola de hábitos nocivos, y practicar la medicina preventiva visitando una vez al año la consulta de un dermatólogo.

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