La bruja Circe
A veces ciframos nuestra felicidad en cosas grandes, acontecimientos gloriosos, momentos irrepetibles, por ejemplo, tener un coche o una casa, nuestra boda o las de nuestros hijos, cuando sacamos unas oposiciones o logramos un trabajo estable, sin dudas son cosas muy trascendentes, pero no están ocurriendo siempre y por tanto tendremos pocos momentos para disfrutar.
En mi opinión es cada momento en cada cosa pequeña que tenemos que disfrutar, sin antes ni después y ahí viene el título, disfrutando de las cosas pequeñas me acerque a una tienda en la calle Moret en la que había visto unas camisetas con una bellota mordida. Luego, me encontré una delicia para mis sentidos cositas de juegos de tronos, de Star Wars, detalles de Harry Potter, grabados de la ciudad impresa el láminas de aluminio artesanía bien echa y muy cuidada y hasta una bellota que era un goma de borrar.
Ser y confiar https://t.co/0y5opTT9bv vía @avpluma
— Circe Garlito (@atalayadecirce) September 15, 2021
Estuve de acá para allá como una mariposa inquieta trasteando por todas las estanterías y disfrutando como una niña en su primera tienda de caramelos, sin dudarlo fueron unos momentos absolutamente felices, en los que simplemente disfrute sin pasado ni mañana, iba a comprar una cosa y eso compre, pero ya tengo planes para los próximos cumpleaños familiares y mi lista de reyes completa.
Seguramente estaría allí 20 minutos, pero igual me parecieron 20 horas. Disfruté dejando suelto al friki que llevo en mi, que comparto como un duendecillo travieso y seguramente haciendo que los chicos de la tienda se quedasen pasmados. Al salir por la puerta me pare porque caía la lluvia con fuerza y abundancia y en esa instantánea mientras me proteja de la lluvia reconocí los minutos que habían pasado como de felicidad pura sin otros pensamientos ni sentimientos que maravillarme de esas cositas pequeñas e intrascendentes que tanto gustan a los frikis de corazón.
Me gusta reconocer esos momentos, encontrar el aleteo de la felicidad pura del aquí y el ahora, despertar mi niño interior y al cuerno con los que otros piensen digan o crean y salí de allí con la sensación de alegría que me da sentir que pese a el tiempo y los avatares de la vida conservo esa capacidad para abstraerme, ilusionarme y disfrutar de una tarea o un momento, dejando el futuro y el pasado aparte y os recomiendo que lo practiquéis. Feliz día.