Con ánimo de discrepar
Víctor Casco
Una periodista, Victoria Prego, que pertenece a la categoría de los que jamás cuestionan al poderoso y hacen expresa renuncia del papel de “vigilante del poder” (que tiene encomendado el periodismo) por el más lucrativo y beneficioso de “adulador del poder”, ha tenido la amabilidad de regalarnos con una perogrullada ya antigua: que es bueno que los ricos se presenten a las elecciones, porque carecen de la tentación de robar.
Solo los pobres roban, nos ha venido a decir.
La afirmación no es solo un reflejo de un clasismo vergonzante, además es falso. Una falacia. Ahí tienen ustedes a Rodrigo Rato, que llegó ya rico al escaño y a su puesto como Ministro de Economía con el gobierno de Aznar, que siguió ganando millones como Presidente del Fondo Monetario Internacional y, después, en el más lucrativo de Bankia y que, ya millonario en el escaño, y más millonario aún en los cargos del FMI y Bankia, se dedicó a robar como Ministro y como directivo.
Los millonarios dedicados a la política han robado. Y mucho
Y Rodrigo Rato no es un caso único. Los millonarios dedicados a la política han robado. Y mucho. Un millonario del siglo XIX, Segismundo Moret, dueño de las principales minas de fosforita de Cáceres, Ministro y Presidente del Consejo de Gobierno, prevaricó para construir un ferrocarril cacereño que transportase sus productos mineros y ganó especulando con terrenos del tren. Trump, el señor del peluquín naranja, sigue llenando sus bolsillos desde el ejercicio de la máxima responsabilidad a la que puede llegar un estadounidense en su país: Presidente de los Estados Unidos. De hecho, es incapaz de distinguir sus intereses (colectivos) como Presidente de EE.UU. de sus intereses (privados) como empresario. La lista es larga.
Honoré de Balzac escribió ésto: “El secreto de las grandes fortunas es un crimen olvidado efectuado con limpieza. La ley no castiga a los ladrones sino cuando roban mal”. Y robar mal, es robar poco.
Los millonarios que Victoria Prego quiere al frente de los gobiernos son los ladrones que han robado bien, es decir: que han robado mucho.
