Las abogadas seguimos sufriendo muchas situaciones de desigualdad
Foto: Jose A. Caso

¿Qué significa para ti el 8M?

Un día reivindicativo en el que visibilizar el largo camino que queda por recorrer para alcanzar la igualdad real entre mujeres y hombres. Una jornada de compromiso y sororidad.

Eres abogada y como tal, ¿consideras que es importante incluir la perspectiva de género en el mundo del derecho?

Claro, la abogacía debe fomentar la aplicación de la perspectiva de género dado que somos los defensores de los derechos de las personas y somos responsables de realizar una actuación profesional igualitaria, sin prejuicios, y para ello debemos formarnos continuamente pues podemos tener un impacto directo en sus vidas.

Si permitimos que se creen situaciones de desigualdad o discriminación o nos dejamos llevar por los estereotipos no habrá igualdad y, por ende, no habrá justicia.

¿Y en la justicia?

Por supuesto, hace años que se está incluyendo, formando y especializando a los agentes judiciales, pero seguimos leyendo en la actualidad resoluciones que, en absoluto, aplican la perspectiva de género. El problema principal de esas resoluciones que todos conocemos es que no ponen el foco en el agresor, sino en la víctima, provocándole lo que llamamos la victimización secundaria pues no sólo ha sido víctima de un determinado delito, sino que también es juzgada su actitud, su indumentaria, su reacción o su no reacción etc.

Cuéntame de primera mano cómo es la conciliación familiar siendo abogada

Las abogadas seguimos sufriendo muchas situaciones de desigualdad. Por ejemplo, la conciliación en el mundo del Derecho o la aplicación de la Ley de Igualdad se ha dejado al libre arbitrio de cada magistrado en su foro. Hace un mes he tenido un hijo y solicité la suspensión de un juicio, recibiendo como respuesta del juzgado que, dado que tendría una baja de larga duración, se requería a mis clientes para que designaran un nuevo profesional que les atendiera o, de no hacerlo, se les designaría uno del turno de oficio. Aquélla resolución me indignó muchísimo porque no solo suponía un atentado a mi derecho a tener una baja por maternidad sino que ni siquiera me daban la opción de realizar el juicio yo si lo consideraba oportuno, es decir, denegarme la suspensión y dejarme decidir, pues directamente solicitaban un sustituto.

Es cierto que a mi marido, también abogado en ese procedimiento se le denegó su derecho a la baja por paternidad, pero los hombres al fin y al cabo no sufren esta situación física ni psicológica que supone el embarazo y el parto, por lo que las mujeres seguiremos en desigualdad hasta que no se legisle sobre el tema, dado que la actitud de algunos magistrados es seguir sin aplicar la perspectiva de género voluntariamente.

Y esto último lo afirmo rotundamente, pues no sólo me ha ocurrido a mí en la ciudad de Cáceres, una amiga mía, ingresada todavía por el nacimiento de su hijo solicito la suspensión de un juicio rápido por alcoholemia y recibió la misma respuesta por parte de otra magistrada, que enviara un sustituto. Y como esta historia muchas mas que recibí por redes sociales al publicar lo que me había ocurrido.

 Cada vez que aparece el tema de la violencia de género en una conversación, siempre hay quien menciona el tema de las denuncias falsas. Como jurista, me gustaría saber qué hay de verdad en esto.

El que una mujer, en un momento determinado, haya denunciado falsamente una situación y no haya sido perseguida puede deberse a que no existen indicios suficientes de que este delito se haya cometido o no pueda probarse.

La denuncia falsa se da en todos los ámbitos del derecho, como el cotidiano “he perdido el móvil, pero he denunciado que me lo han robado” o muchos otros que se me ocurren y que no son perseguidos porque no se puede probar la falsedad de la historia.

Se trata de un mal uso de las leyes, de la comisión de un delito, que no puede perjudicar a todas las mujeres víctimas de violencia de género que necesitan la protección integral que les brinda la Ley.

También me gusta decir cuando me preguntan esto que hay otro dato que tampoco se incluye en las encuestas, igual que el de las denuncias falsas, y es el de la cantidad de mujeres que retiran la denuncia o que se acogen a su derecho a no declarar, provocando que se dicte una sentencia absolutoria respecto del agresor, porque, en mi corta experiencia trabajando como Letrada he visto un alto porcentaje de estas últimas, que tampoco son contabilizadas como sentencias condenatorias por violencia de género y que, seguramente todas ellas, lo hubieran sido de celebrarse el correspondiente juicio oral, aumentando cuantitativamente la cifra de víctimas que ya de por sí es alarmante.

No obstante, la violencia de género es solo la punta del iceberg. ¿Con qué problemas te encuentras en tu despacho relacionados con la violencia sobre las mujeres?

En el despacho puedes ver de todo, desde mujeres jóvenes que en una entrevista de trabajo se han visto violentadas por preguntas del tipo “¿En un futuro quieres tener hijos? Hasta menores que han sido abusadas sexualmente que serían los casos más graves de violencia de género que, desgraciadamente, siguen aumentando.

En los institutos y centros de menores las chicas cuentan historias terroríficas sobre sus relaciones entre iguales. Relatan relaciones tóxicas en las que son controladas continuamente por sus parejas, amenazadas, aisladas de familiares y amigos, forzadas a tener relaciones o a permitir determinadas conductas de sus parejas aplicando los roles de género aprendidos, y todo ello empeora y se intensifica con las nuevas tecnologías, nos queda mucho por trabajar en este sentido.

Por último ¿Cómo crees que se puede avanzar desde el derecho en feminismo y que cale en la sociedad?

Podemos avanzar en el cuestionamiento de la neutralidad de algunas normas que reflejan el patriarcado, analizándolas, y argumentando en nuestro trabajo ante los tribunales las desigualdades o discriminación detectadas.

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