David Matías editor de la moderna
David Matías, editor de 'La Moderna'. José A. Caso.

Una editorial extremeña con textos de Walter Benjamin, Lorca, Pilar Aguilar o Alonso de la Torre… ¿Qué clase de locura es esta?

 Pues, de algún modo, esos cuatro nombres definen muy bien algunas de las líneas de fuerza de nuestra editorial. La atención por los clásicos, traducidos como Benjamin o en nuestra lengua como Lorca, sin olvidar la promoción de autores extremeños como Hidalgo Bayal, Nicolás Paz o Alonso de la Torre, y de nuevos textos que reflexionan sobre el feminismo, como los de Pilar, Amelia Valcárcel o Laura Freixas. Solo nos quedaría recordar nuestro compromiso con géneros menos masivos como la poesía, la biografía o el teatro, así como con la literatura de autoras allende el Atlántico como Elena Garro, Iris García Cuevas o Mylene Fernández Pintado. Sí, es una locura (al menos desde el punto de vista comercial). Y es tan ecléctica como nuestro gusto lector.

 ¿Cómo surge La Moderna?

De una imposibilidad. La de dar clases de literatura como profe de universidad, que es para lo que me formé durante doce años (gracias a becas públicas, todo sea dicho). Y de esa imposibilidad surgió la necesidad (o la urgencia) de desarrollarme profesionalmente al mismo tiempo que me las arreglaba para devolver a mi comunidad (con minúscula, pero también con mayúscula) todo lo que ella había invertido en mí. Eso es La Moderna: un intento (casi desesperado) de apostar por la tierra (y el pueblo que me vio crecer, Galisteo) y no emigrar.

 ¿Qué criterio seguís a la hora de elegir las obras que vais a publicar?

Si uno se detiene en los nombres que hemos mencionado más arriba, lo primero que percibirá será que dejan traslucir cierto apego por los discursos locales sin renunciar a dialogar con las ideas que se están debatiendo en la arena global. Recibimos propuestas de publicación por parte de autoras y autores pero también intentamos atraer nosotros a aquellas voces que nos interesan. En ambos casos, tenemos muy en cuenta la calidad estética del texto, pero también, y a veces quizá sobre todo, su calidad ética. Estoy firmemente convencido de que los libros, las pelis y las series que vemos y leemos (como antes, los cuentos y las historias orales) contribuyen a moldear nuestra forma de actuar y lo que consideramos el “horizonte de lo posible”. Y me gustaría pensar que, aunque sea de un modo muy humilde, nuestros libros persiguen un mundo mejor.

 Por lo que sea…, casi siempre tienen que ver con temas candentes como el feminismo, la memoria histórica, el racismo…, en una época en la que el fascismo acecha…

Exacto. Alguien nos definió una vez como una editorial preocupada por los Derechos Humanos. Y, aunque pueda sonar a perogrullo, no creo que se nos pueda definir mejor. Intentamos ir más allá de los libros y las palabras para mejorar la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Por ejemplo, parte de los beneficios obtenidos por la venta de nuestro libro Debate prostitución la donamos a asociaciones abolicionistas y lo mismo sucede con Se acabó el silencio, un ensayo a tres voces sobre enfermedad, discapacidad y feminismo, cuyos beneficios van a parar a asociaciones que mejoran la vida de las personas discapacitadas.

 Con respecto a Extremadura trabajáis con Teatro del Noctámbulo, Nicolás Paz, Alonso de la Torre… ¿Gozan de buena salud las letras en la región?

Es cierto que, como vivimos en una región de frontera y emigración, para responder a vuestra pregunta tenemos que distinguir entre los autores que escriben desde fuera y los que lo hacen desde dentro. Entre los primeros, creo que novelistas como Cercas, Landero, Rosa o Dulce Chacón han escrito algunos de los libros más leídos en nuestro país, mientras entre los segundos, Julián Rodríguez o Hidalgo Bayal, al que tenemos el orgullo de encontrar en nuestro catálogo, forman parte de la vanguardia literaria nacional. En relación con todo lo dicho, me gustaría hacer un llamamiento a las autoras extremeñas para que nos hagan llegar sus propuestas. Estamos deseando oírlas y darles espacio en nuestro catálogo.

Desde el punto de vista editorial (que es casi como decir “económico”), sin embargo, echo de menos una industria literaria más consolidada, es decir, más profesionalizada, que permita vivir de su trabajo a quienes participan en ella. Aunque existen magníficas editoriales extremeñas reconocidas a nivel nacional, como Periférica, Aristas Martínez o la Editora Regional, lo anterior seguramente tenga que ver con nuestra baja densidad demográfica y con que Extremadura siga, año tras año, a la cola de los índices de lectura europeos. A pesar de los planes de fomento de la lectura, de las ayudas públicas y de nuestra buena red de bibliotecas. Queda mucho por hacer.

Ahora viene la pregunta del millón: ¿se puede vivir dignamente gestionando una editorial?

 Sí y no. Cuando fundé La Moderna, tuve que aguantar ocho meses sin apenas ingresos, por lo que aprendí a hacer (y ofrecer a terceros) otras cosas bajo nuestro sello de calidad editorial: diseño web, comunicación empresarial, organización de eventos culturales, asesoría en materia de igualdad… El resultado fue que a los tres años nuestro proyecto ya estaba consolidado y desde entonces puedo vivir con cierta dignidad de La Moderna, pero también cobré conciencia de que hacerlo solamente de publicar libros desde Extremadura (aunque los nuestros pueden encontrarse en cualquier librería del país) es muy muy difícil. También es cierto que, durante lo peor de la pandemia, me vi viviendo de mis ahorros y de las ayudas del gobierno, así que, por si en el futuro vinieran mal dadas, me preparé las oposiciones de secundaria y ahora compagino mi labor editorial con mi trabajo de profe de Lengua y Literatura. Y con la crianza de mis dos hijas pequeñas.

«Queremos que las autoras extremeñas nos hagan llegar sus propuestas»

 Para terminar, ¿me adelantas algo de los próximos proyectos de La Moderna?

Claro. Nuestra última novedad se titula Adolescencia en Barcelona, es la primera autobiografía de Laura Freixas y, de acuerdo con sus propias palabras, su libro más personal. Acabamos de inaugurar también la colección Ancho mar de los Sargazos, dedicada a la novela caribeña, cuyo diseño de colección toma el azul del Caribe para las cubiertas. Está cofinanciada por el Kellogg Institute For International Studies de la Universidad de Notre Dame, la dirige la investigadora venezolana Magdalena López y la primera novela que hemos publicado se titula La esquina del mundo y la firma la autora cubana Mylene Fernández Pintado, muy premiada tanto en su país como en los Estados Unidos.

Y ya de cara al nuevo curso editorial, estamos preparando el último ensayo sobre cine y nuevas masculinidades de Octavio Salazar, un tipo que es todo un referente en lo suyo y cuyos libros puedes encontrar en sitios tan masivos como el Carrefour, pero que nos ha elegido a nosotros para publicar su última obra. Finalmente, Alonso de la Torre está escribiendo el tercer volumen de su trilogía El peluquero de Franco, que narra el establecimiento del cuartel general de Franco en la ciudad de Cáceres, un episodio fundamental de la historia de España y Europa nunca antes novelado, mientras avanzamos en nuestra primera traducción del portugués, que será una novela sobre las búsquedas de una mujer atrapada en los campamentos saharauis. Hasta aquí puedo leer.

 

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