En 2015 se cobró tres vidas, incluida la muerte a martillazos de una yegua en Trujillo.
La muerte a martillazos de una yegua en Trujillo y el fallecimiento por desnutrición de dos canes en Portezuelo fueron los hechos más graves de un total de 682 denuncias administrativas relacionadas con el maltrato animal que impuso el año pasado el Seprona de la Comandancia de Cáceres.
Los caballos y los perros, en especial los utilizados en la caza, son las principales víctimas de malos tratos, que en la mayoría de los casos son cometidos por sus propios dueños. Así lo señala el teniente Marcelino Gil, jefe del Seprona de la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres, quien destaca la labor de prevención que realizan los cuarenta efectivos dedicados a este cometido en toda la provincia.
A lo largo del año pasado el Seprona confeccionó un total de 682 denuncias administrativas, más del triple que en el año anterior en el cual se interpusieron 205 denuncias. En lo que va de año ya ha habido un caso grave de maltrato en el que un hombre ha ahorcado a un perro de un árbol en Cañamero.
Este incremento del número de denuncias es debido, explica Gil, a la puesta en funcionamiento de un nuevo protocolo por el que se han intensificado las inspecciones en las labores cinegéticas y lugares en donde habitan perros. Estas consisten en comprobar que las condiciones de vida de esos animales son las adecuadas en cuanto a los habitáculos en los que viven, agua y alimentación, así como corroborar que están vacunados o que se realiza su transporte de forma que no se vulnere la normativa de bienestar animal.
De ahí a vigilar los casos más graves consistentes en directamente ocasionarles daños de forma activa con golpes o venenos, señala el teniente, o pasiva al no proporcionarles alimentación o bebida.
Centrándonos en estos últimos sucesos, en 2014 hubo dos investigados, lo que antes se conocía con la figura judicial de imputados, y el año pasado la cifra se elevó hasta los cinco investigados por maltrato animal.
Casos como los cachorros abandonados en Logrosán, la detección en una explotación ganadera del término municipal de Plasencia donde varios equinos se encontraban sin agua ni alimentos y uno de ellos falleció, causaron la indignación de las protectoras de animales y de la ciudadanía en general.
Crueldad con los animales
A esto se suman los casos llamativos, por su crueldad, de la imputación de una persona por dar muerte a una yegua enferma, empleando un martillo, en Trujillo, y la imputación de otra por el estado de desnutrición en el que tenía a dos perros y dos potros en una explotación en el término de Portezuelo. En este caso, la conducta irresponsable y delictiva del dueño llevó a que los dos potros corrieran serio riesgo, aunque pudieron ser recuperados al proporcionárseles los cuidados necesarios a tiempo, algo que no ocurrió con los dos perros que fallecieron por falta de alimento.
Los legisladores han tomado conciencia de que este tipo de maltrato es también una lacra social y la reforma del Código Penal, aprobada el pasado mes de julio, incluye nuevos supuestos en este delito según indica la Fiscal delegada de Medio Ambiente de la Fiscalía Provincial de Cáceres, Olga Suárez.
Así destaca que se haya ampliado el abanico de animales domésticos protegidos o que la pena se agrave si el delito se ha cometido delante de menores. Suárez recuerda uno de los casos que llegaron a su delegación en el que un hombre mató a bastonazos a un perro delante de unos niños y se muestra a favor de que en esos casos se haya endurecido las penas.
El Seprona, la Fiscalía y los ciudadanos deben velar porque los animales tengan una vida digna y no vivan situaciones de estrés y ansiedad o más graves como las que hemos reseñados, pero si eso llega a ocurrir, en el refugio San Jorge de Cáceres acogen a estos animales, sobre todo a perros, para que tengan una segunda oportunidad y puedan ir poco a poco superando los miedos y las situaciones traumáticas a las que los que con más suerte han sobrevivido.
Con un gran miedo a los seres humanos llegan hasta El Refugio San Jorge de Cáceres algunos de los animales después de haber sido maltratados por sus dueños, pasado hambre o comidos por la mosca en verano, según relata la responsable de este hogar para animales, Laura Varaldi.
Así llegaron Tea, Matilda y Taz, sus dueños no los alimentaban y llegaron en muy malas condiciones, las dos primeras se muestran tímidas y no dejan que las veamos y Taz ha tenido una segunda oportunidad de tener una familia al ser adoptado hace pocos días.
La dedicación de los encargados de El Refugio y sus voluntarios es completa. En la escasa hora que nos atienden han limpiado y alimentado a dos cachorros abandonados, tramitado una adopción y salido a la busca de un perro que se ha extraviado, todo ello rodeados de los perros y gatos que viven en los 23 chelines con los que cuentan y que reclaman su atención.
Todos estos animales esperan ser adoptados, tienen mucho que aportar a las personas, incide Varaldi. Pero mientras esto llega hay otras personas que contribuyen de la manera que pueden como son las casas de acogida hasta que son adoptados.
Además un grupo importante de voluntarios acude cada tarde, en especial los domingos, a sacar a pasear a los perros que más lo necesitan, apunta la cuidadora, no porque les parezcan los más bonitos. Es su manera de aportar su granito de arena, señalan Patricia y Cristina dos voluntarias, para ayudar a estos animales que en muchos casos fueron abandonados por sus dueños porque ya no les venían bien.
El delito de maltrato, cuando ocasiona la muerte del animal, está penado en el artículo 337.3 del actual Código Penal con la pena de 6 a 18 meses de prisión e inhabilitación especial de 2 a 4 años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales.
Laura Varaldi. El Refugio
«El volumen de perros abandonados sigue siendo alto y atendemos a todos. El año pasado sólo cobramos la mitad de la subvención del Ayuntamiento, 20.000 euros, ahora nos han comunicado que recibiremos en breve la primera mitad correspondiente al 2016».
Laura Rodríguez. Casa de acogida
«Ahora mismo yo no puedo quedarme de manera permanente un perro en casa y mi manera de contribuir es darles todo el cariño que puedo hasta que una persona les adopte, aunque lo cierto es que es cuesta desprenderse de ellos».
Isabel Valdés /