La mayoría de os establecimientos hosteleros de Cáceres no han abierto durante el primer día de la fase 1 de la desescalada, salvo algunos locales muy concretos que han decidido reabrir sus terrazas. Cabe recordar que solo pueden ocupar el 50% del aforo y manteniendo las distancias de seguridad entre los clientes.
Entre la lluvia y la falta de unas condiciones favorables para la rentabilidad de los negocios han hecho que los bares y restaurantes cacereños permanezcan con la persiana bajada. Así lo han adelantado desde una agrupación de hosteleros de la ciudad, que también reclama más medidas de seguridad para poder reabrir sus negocios.
Para ampliar el número de mesas y veladores el alcalde cacereño, Luis Salaya, ha dictado este lunes una resolución en la que se abre un periodo extraordinario de 30 días para solicitar una ampliación del espacio de sus terrazas o para instalarla nueva, en el caso de que no dispusiera de ella.
«Queremos facilitar y agilizar los trámites de licencias», ha detallado el regidor, que ha explicado que no será necesario reformar la ordenanza municipal. En este sentido, ha aclarado que ya existe un precepto en la normativa que, por «situaciones extraordinarias», se permite remodificar el tamaño y el espacio que ocupan las terrazas.
Salaya confía que esta Resolución de Alcaldía «agilice mucho» el procedimiento de ampliación de las terrazas y la instalación de nuevas. La misma deberá hacerse conforme a un croquis que los empresarios deberán presentar en el ayuntamiento y que después será comprobado por la Policía Local.
«Será un trámite muy rápido», ha decalarado Salaya, que pronostica que, en los próximos días, habrá una «acumulación» de peticiones para que la hosterlería pueda volver a su normalidad «en condiciones más favorables».
Sobre el comercio local, el alcalde ha adelantado que espera que se abra «mayoritariamente» en esta fase 1. En esta línea ya se han adoptado medidas para favorecer la vuelta a la actividad del pequeño comercio, como la peatonalización de vías céntricas para garantizar el tránsito de viandantes con seguridad, o el reparto de 10.000 mascarillas entre las tiendas de la ciudad.
Con respecto al plan de movilidad, ha apuntado que se han cerrado al tráfico 18.230 metros cuadrados para recuperar un espacio para el peatón, que es necesario para cumplir con la distancia social. «Entendemos que esta es una medida que va a afectar muy favorablemente al comercio local y queremos garantizar que se puede acudir de forma segura a las tiendas», ha señalado el regidor.
Asimismo, se han facilitado mascarillas a los taxistas desde el ayuntamiento y estos empresarios podrán acogerse al plan de ayudas que se destinarán a pymes y autónomos.
Biblioteca y centros culturales cerrados
En cuanto a la biblioteca municipal, situada en el Palacio de la Isla, y los diferentes centros culturales de la ciudad, abrirán «en los próximos días» porque se está llevando a cabo un modelo que aporte seguridad a los usuarios y a los trabajadores, porque se trata de espacios muy singulares en los que hay que adoptar muchas medidas para poder reabrir.
Por el momento, no se podrán utilizar las salas de estudio y únicamente se podrán consultar, prestar libros para investigación o leer en la biblioteca pero pasando allí «el menor tiempo posible». Además, ha avanzado que instalarán mamparas para proteger a la plantilla de trabajadores
Así, cuando los usuarios vayan a consultar algún libro, deben mantener una distancia de dos metros. Por tanto, como mucho podrán entrar en el Palacio de la Isla once personas en dos salas y en horarios.
Asimismo, hay que disponer de cartelería para informar a los usuarios de que no pueden coger libros directamente de las estanterías, sino que tienen que pedírselos a un trabajador. Además, los libros que se utilicen tienen estar en cuarentena de diez días sin que lo pueda usar otra persona, según la orden ministerial, porque los libros se manipulan «página a página» y no pueden desinfectarse.
De esta manera, tanto bibliotecas y centros culturales no abrirán sus puertas el primer día que se permita «sino que se hará al ritmo que se necesite para ir diseñando un modelo que dé seguridad en cada espacio».
Por eso, no se atendrá solo a las normas que disponga el Gobierno central, sino que el ayuntamiento hará su propio análisis para garantizar la seguridad de cada espacio.
