Lunes de papel
Emilia Guijarro
Nos estamos cargando el planeta. Así de simple y así de real. El planeta se está deshaciendo como un azucarillo en una taza de café. Poco a poco y sin pausa.
El último aldabonazo lo ha dado una adolescente sueca, Greta Thunberg, en Davos ante los altos mandatarios del mundo y en el Consejo Económico y Social de la UE, y que lo ha intentado en vano en la Eurocámara, donde los negacionistas del cambio climático, no han permitido que intervenga, en vísperas del día del clima que se ha celebrado el pasado15 de marzo.
Escribo estas líneas sobre una mesa en la que reposa una revista cuya contraportada la ocupa un anuncio que nos advierte: «Piensa. Luego, compra«. Porque parece que en veinte años, los países del primer mundo, desde el año dos mil, consumimos un sesenta por ciento más de ropa y nos la ponemos en menos ocasiones.
Por algo hay que empezar para crear conciencia, y solo desde el consumo responsable podemos hacerlo
Eso ya lo había advertido el fundador del gigante sueco IKEA, que siempre pensó en la segunda oportunidad de la ropa y que contó antes de morir que habitualmente vestía ropa de segunda mano, evidentemente no por tacañería sino por conciencia ecológica, tratando de impulsar una forma de vida más sostenible.
Siguiendo sus indicaciones hoy, entre otras medidas, ensayan una línea de alquiler de muebles usados, pues su firma es la mayor consumidora del mundo de madera, lo que supone la escalofriante cifra de setenta millones de árboles talados al año. En todo el mundo se está haciendo viral un reto que consiste en limpiar una parte del paisaje contaminada por la basura, ya sea mar, ríos, carreteras o bosques y subir las fotos a las redes sociales.
Todo ello con el objetivo de crear conciencia, denunciando los síntomas de agotamiento del planeta en el que vivimos, e intentar frenar su destrucción.
Todos estos ejemplos a los que acabo de referirme, así como la lucha contra el uso del plástico de un solo uso, son granitos de arena en un inmenso desierto, pequeñas reacciones frente a la inmensidad del desastre, pero que dicen mucho de la preocupación por lo que a pesar de los negacionistas sabemos a ciencia cierta, que la temperatura del planeta sube y que todos podemos hacer algo desde nuestro pequeño ámbito por evitarlo. Por algo hay que empezar para crear conciencia, y solo desde el consumo responsable podemos hacerlo.