Claudio Vidal, hijo de Claudio Francisco Vidal, del restaurante Casa Claudio de Casar de Cáceres, será el encargado de ofrecer la próxima cena clandestina, la penúltima, el 27 de noviembre. Un restaurante que procura innovar en sus platos de forma permanente, con productos estrella, como la célebre Torta del Casar, y donde se ofrece alta cocina extremeña.
¿Qué nos puedes adelantar de la próxima cena clandestina?
Para esta cena tengo un gran reto. Primero porque el entorno donde se hará es moderno y muy atractivo, yo no quería que me ubicaran en un espacio antiguo, y segundo por el número de comensales, que supera el centenar. Así que tengo que distribuir un menú original en un espacio funcional, pero nada clásico, y con un elevado número de personas que vendrán a disfrutar de esta experiencia. Una experiencia basada en el maridaje de la cocina tradicional extremeña, con la actual.
Pero el comedor de tu restaurante también es muy amplio…
Sin duda. Es muy grande, con una capacidad para 150 comensales, por lo que estamos acostumbrados. Aunque atender a tantos comensales supone también tener menos tiempo para innovar en la cocina, a veces.
Por eso prefería ofrecer esta cena en un sitio que fuera más ligado a mi cocina actual, y no un enclave histórico. Además, habrá un espectáculo teatral bastante espectacular, a cargo de un grupo muy conocido por los casareños y cacereños.
¿Y cómo es la cocina de Casa Claudio?
Pues la base tradicional es la que sustenta la experimentación que realizamos. Por ejemplo, tenemos el tradicional revuelto de trigueros y setas que mi padre hizo muy popular, y ahora lo que hacemos con ese plato es hacer una yema a baja temperatura que intensifique el sabor de los ingredientes tradicionales. También nos gusta que el cliente interactúe, de alguna manera, con los platos.
¿Cómo valoras esta iniciativa de las cenas clandestinas?
Genial. Me parece la mejor idea que ha surgido en el año de la capitalidad gastronómica. Todas las cenas han sido un éxito, y con lista de espera.
¿Y cómo ves el sector hostelero en la región?
Pues yo creo que hemos evolucionado muy deprisa. Yo llevo desde los 15 años dedicado a la cocina. No me gustaba estudiar y me pasé a los fogones con mi padre. Ahora tengo 37 y noto esa evolución, claramente. Antes la gente no sabía dónde estaba Cáceres y ahora vienen y se quedan alucinados con la buena cocina extremeña. Yo en el restaurante he notado una evolución favorable en el aumento de la clientela, aunque no sé si será directamente por el título de Capital Gastronómica, puesto que no estamos en Cáceres.
Eduardo Villanueva /