No son castillos de cuentos a lo Disney. En ruinas o en un estado de conservación excelente, Extremadura posee un amplio repertorio de castillos dispuestos a ser descubiertos a través de rutas singulares. Es fácil respirar historia a través de estas piedras. Durante las Cruzadas los cristianos y los musulmanes tuvieron una guerra cruenta, especialmente en Cáceres y Badajoz. Desde la lucha entre moros y cristianos, pasando por el periodo de la Reconquista, las fortalezas extremeñas reflejan el paso de los siglos por esta tierra.

c1Castillo de Trujillo: De villa medieval a ciudad renacentista. 

Es, probablemente, el castillo más visitado de toda la región. Más allá de su pasado ilustre como cuna de conquistadores y de su popular y excelente plaza Mayor, Trujillo alberga esta fortaleza, que domina sobre toda la ciudad. Construida por los árabes entre el siglo IX y el siglo XII se ubica en lo alto de un cerro rocoso (Cabeza de Zorro). Conserva las torres cuadradas típicas de la arquitectura militar islámica. Subir al castillo desde la imponente plaza Mayor trujillana es un recorrido corto pero intenso, que atraviesa casas antiguas e iglesias medievales, a través de un camino pedregoso. Las vistas desde allí, por un precio simbólico de 1,40 euros, son inigualables. Una vez dentro, tampoco esperes demasiado. Este espacio se presenta en bruto, sin refinamientos.

El castillo también acoge conciertos. Su acústica es alucinante, independientemente de que cante Rosendo o Sergio Dalma (que actuará allí el 5 de septiembre).

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Castillo de Jerez de los Caballeros: La huella templaria en Extremadura.

Antes de escarbar un poco en la leyenda templaria, que tanta expectación levanta gracias a la literatura y el cine, hay que señalar que esta fortaleza sirvió como plaza de abastos en el siglo XX, hasta el año 1950… Porque Spain is different. Muchas de las tierras y fortalezas de Extremadura fueron esenciales para la orden Templaria en la Península Ibérica. Castillos como el de Alconchel, Villanueva del Fresno y Capilla ayudan a revivir la leyenda templaria, a pesar de que su prohibición, en el siglo XV, casi borró del mapa su rastro. Pero es en Jerez de los Caballeros donde la huella de la Orden del Temple luce con más fuerza, o al menos es el municipio que más partido sabe sacar a este pasado, gracias al Festival Templario.

Este castillo pentagonal alberga la popular Torre del Homenaje (más conocida como Torre Sangrienta), que fue testigo del trágico final de los últimos caballeros de la Orden del Temple en Extremadura. Allí los caballeros fueron degollados por las tropas reales y arrojados al vacío.

c3Floripes: El castillo sumergido. 

No me voy a detener demasiado en los castillos ruinosos que alberga Extremadura, pero el de Floripes (o Rocafrida) destaca por ser una fortaleza del siglo XV que se encuentra parcialmente sumergida. Esto se debe a que en 1969 se realizó un proyecto que provocó la inundación del castillo. De nuevo, España y su querencia por el patrimonio resalta en aquellos años del Franquismo. Este hecho, ha provocado que la torre de este castillo, próximo a Garrovillas de Alconétar, emerja de forma casi fantasmagórica sobre las aguas del embalse de Alcántara. Su construcción es gótica, aunque procede de la época romana y luego se reconstruyó por árabes y cristianos. Como ya he dicho, se encuentra en estado de ruina progresiva, pero el acceso es libre cuando lo permite el nivel de las aguas. Algo que últimamente no sucede. Y eso que dicen que Extremadura es seca…

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Castillo de Olivenza: Fortaleza en la frontera. 

Olivenza es como el Gibraltar portugués. El país luso ha reclamado este municipio durante largos siglos. Y, por supuesto, el castillo que lleva su nombre, también ha sido un reclamo de los portugueses. El Castillo de Olivenza es una impresionante fortaleza templaria (sí, otra) adaptada a partir de un castillo musulmán. Su silueta es imponente y se despliega a través de grandes paredes y torres cuadradas.
Por si me lo preguntáis: La respuesta es no. Olivenza no debe ser portuguesa, ni Gibraltar español.

c5Guadalupe: Un castillo que es un monasterio. 

En Guadalupe, que es Patrimonio de la Humanidad, nos encontramos con este impresionante edificio, que es un monasterio y que alberga a una virgen morenita, que a su vez es patrona de Extremadura, pero que no está integrada en la provincia eclesiástica extremeña, sino que pertenece a la Diócesis de Toledo. Otro conflicto, que no parece tener visos de resolverse…

Pero regresemos al silencio de los claustros y las altas torres, para destacar uno de los monasterios más importantes del país, construido en 1340. Es un edificio único por ser una curiosa mezcla de estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. Su fachada mudéjar, según uno se adentra en la humilde plaza Mayor, es de quedarse con la boca abierta (un jaw-dropping en toda regla). ¡A peregrinar a Guadalupe!

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El castillo de las Arguijuelas: Arriba y Abajo.

El castillo de las Arguijuelas de Arriba, fortificación situada dentro del término municipal de Cáceres, es uno de los mejor conservados de la región. El de Abajo es de las bodas, para aclararnos. La fortaleza de Arriba es un enclave del siglo XV que rezuma historia. El castillo, con mazmorra incluida, se dispone en torno a un gran patio central y se puso en venta hace unos años. Desconozco si llegó a materializarse la compra, por unos módicos ocho millones de euros, pero lo mismo el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha tenido algo que ver. El de Abajo lo explota el restaurador César Raez, conocido chef del restaurante cacereño Torre de Sande, a través de una sociedad establecida con el dueño de la fortaleza. Su interior está reformado y fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Si estás en Cáceres, merece la pena acercarse a merodear por la zona (a 14 kilómetros de la ciudad) y descubrir, aunque sea por fuera, estas dos fortalezas.

c7Castillo del Cuerno: Riqueza en el subsuelo, dehesa y grutas.

Durante siglos ha sido un castillo olvidado, pero su estado de aparente ruina ha jugado a favor de esta fortificación, con elementos constructivos en el subsuelo. Su acceso resulta atractivo, por complicado, ya que la ruta senderista que llega hasta esta fortaleza de origen árabe, de los siglos IX al XIV (que perteneció posteriormente a las órdenes del Temple y de Santiago), es de dificultad elevada. La ruta parte de Fuentes de León, recorre 20 kilómetros, y de paso se pueden visitar las Cuevas de Fuentes de León, aunque la visita hay que solicitarla con antelación. De hecho, la Orden de Santiago nunca llegó a ocupar esta tierra, por su difícil accesibilidad, rodeada de una colina de escarpadas laderas. Así que el castillo ha permanecido con su trazado original, lo cual es un aspecto inaudito en el conjunto de castillos extremeños y de toda España.

El interés patrimonial de este castillo va acompañado de un inmenso atractivo natural y paisajístico, en plena dehesa extremeña y con las grutas mencionadas.

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Castillo de Montánchez: El balcón de Extremadura.

De origen romano, sufrió la modificación de los almohades y, posteriormente, de la reconquista cristiana. La Orden de Santiago sí llegó a habilitar este castillo como residencia de comendadores en los siglos XV y XVI, aunque su interior, actualmente es ruinoso. Aun así, es imprescindible asomarse a la Sierra de Montánchez (la tierra del jamón), considerada el balcón de Extremadura, por su situación privilegiada en el centro geográfico de la región, y observar las murallas que rodean este imponente recinto, en el que se pueden visitar sus aljibes, bodega, torre del homenaje y una ermita del siglo XVII.

c9Castillo de Azagala: De vuelta a la Edad Media.

Por un sinuoso camino por el que tienes que cruzar riachuelos, sortear agujeros y atravesar por tu cuenta y riesgo varias cancelas, se llega a la finca de la Azagala, donde se erige este majestuoso castillo del mismo nombre. El castillo exhibe poderío, a pesar de que su estado de ruina avanza, y atesora todo su encanto medieval. No hace tanto tiempo que está deshabitado y se hicieron reformas en su interior para incluir suelos, cocinas, baños y habitaciones por las que podrás perderte, hasta alcanzar la galería con vistas al acantilado. Un lujo para los sentidos.

Podría ser perfectamente un hotel o incluso un parador, pero su estado de abandono, fantasmagoría y su difícil acceso hacen de este castillo, mitad fortaleza, mitad residencia de nobles y campesinos, un lugar excelente para visitar.

c10Castillo de Luna: Monumento nacional

Es una de las fortalezas mejor conservadas de Extremadura, perteneciente a la Orden de Santiago en el siglo XII. Se ubica en Alburquerque, sede del Contempopránea, sí, pero también un lugar de gran interés para ornitólogos y amantes de la naturaleza. La estructura actual data del siglo XV, y fue en ese siglo cuando Don Álvaro de Luna tomó posesión de la fortaleza, ya que era el Maestre de la Orden de Santiago, realizando numerosas transformaciones, entre las que destacan el último recurso defensivo del castillo: la gran Torre del Homenaje.

Ya en el interior de la muralla medieval, uno puede atravesar el barrio gótico (o barrio de la Teta Negra, o barrio Judío) y adentrarse en estrechas callejuelas, hasta llegar a una rampa de acceso, que hay que tomarse con calma, para alcanzar el castillo.

Fue declarado Monumento Nacional en 1933 y es una joya del patrimonio cultural y turístico de Extremadura, que se reabrió en noviembre de 2013.

c11Alcazaba de Badajoz: Murallas al atardecer

No podía finalizar este recorrido sin mencionar la Alcazaba de Badajoz, que es uno de los castillos más populares y singulares de la región. Singular porque además de servir como fortaleza, en el siglo XVI casi toda la población pacense vivía en su interior, por lo que, a lo largo de los años se fueron construyendo mezquitas y palacios. Un recorrido por la Alcazaba de Badajoz incluye visitar la plaza Alta o la Torre de Espantaperros. Un escenario único, que te remonta a la época almohade, para pasear (y tapear, por supuesto) y que es preferible visitar al atardecer.

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