De Michigan de toda la vida
Jelena Jenkins

Yo tomé la decisión de quedarme en Cáceres para las vacaciones de Navidad. Y no me arrepiento de ello. En lugar de viajar por Europa, como la mayoría de los alumnos extranjeros, opté por estar aquí porque creo que es la mejor manera para aprovechar mi estancia en España. Después de todo, el objetivo de la experiencia es realizar una inmersión lingüística y cultural. ¿Hal alguna oportunidad mejor que vivir la Navidad?

La Navidad en España es especial. Aunque no hay nieve, aquí las fiestas son auténticas. Tienen magia. Siempre hay algo para hacer. Puedes ver los belenes, que hay un montón, la Cabalgata, las luces o ir a la Iglesia. En Estados Unidos hay tradiciones parecidas pero lo que está claro es que aquí se las toman más en serio.

Las familias españolas son católicas y se conservan mejor las tradiciones. Me ha llamado mucho la atención el Día de los Reyes Magos. Muchas personas me explicaron la historia de la festividad y que los reyes en realidad son magos (astrólogos). He de admitir que me pareció un poco racista que el Rey Baltasar fuera un señor blanco pintado de negro o los blackface en la ciudad de Alcoy. Por lo menos, en Cáceres no fue así y todo fue muy bien.

Además, las cenas del día de Navidad, Nochevieja, y los Reyes Magos fueron una experiencia increíble. Pude practicar español con los las dos partes de parientes de mi familia española. Son de sitios diferentes de España y tuve que adaptarme a acentos ‘no extremeños’. He descubierto que la familia es muy importante en España. Sin embargo, en Estados Unidos no es así… yo allí hago cualquier cosa que quiero durante las festividades de Navidad porque mi familia no se lleva muy bien. Ahora sé que las familias españolas están muy unidas. En los Estados Unidos, las familias quieren que todo sea como un cuadro perfecto, como las imágenes de las películas de Navidad. Aquí, saben que no es una meta real y, por lo tanto, no actúan como así. Tienen un ritmo diferente. Por ejemplo, la política es un tema prohibido en las comidas familiares estadounidenses y en España es un tema con el que las familias están hablando toda la noche. Gracias a esto, he aprendido mucho sobre la política española y el Tribunal Supremo. También hay siempre mucho ruido en las conversaciones, que, por cierto, ¡nunca acaban! No logro entender cómo los españoles se interrumpen unos a otros mientras hablan y nadie se enfada.

Para terminar, sé que no habrá otra nochevieja como la que he pasado en Cáceres. Por supuesto, y por primera vez en mi vida, intenté comer las doce uvas ¡con pipas! y llevé ropa interior roja. Me gustó participar en estas tradiciones porque empecé el año con mucha energía e ilusión, justo lo que necesito para tener un año próspero.

¡Feliz año nuevo!

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