El Palacio de la Isla de Cáceres muestra como ‘Documento del Mes’ de enero de 2022 un bando sobre perros vagabundos o abandonados, emitido en 1927 por el alcalde Arturo Aranguren.
La presencia del perro, como animal cercano a las actividades humanas, está documentada desde el desde el Neolítico, cuando se domestican tanto animales como plantas, que están ligados al origen de la ganadería y de la agricultura.
De todos los animales salvajes domesticados, será el perro el que más cerca ha estado del ser humano durante milenios, ha subrayado el Ayuntamiento de Cáceres en nota de prensa.
Históricamente, el perro se ha utilizado para la caza, el pastoreo, la guarda y protección de propiedades o sencillamente como animal de compañía.
El Fuero medieval cacereño ya incluye la protección de los perros en la villa. En su artículo 439 denominado ‘De matar can’ se prohíbe dar muerte a perro ajeno, bajo pago de la pertinente ‘calonnia’, pena pecuniaria que se imponía por ciertos delitos o faltas.
Todo esto indica el valor de los perros como parte de la propiedad privada, con los derechos que ello comportaba, ha apuntado el consistorio.
En el Archivo Histórico de Cáceres contiene diferentes documentos que argumentan la importancia del perro en la sociedad y las diferentes normas que los protegían.
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Es el caso del presente documento, un bando dictado en 1927 por el alcalde Arturo Aranguren donde queda patente la prohibición de las peleas de perros ‘un espectáculo repugnante e inculto’ o su abandono por parte de los propietarios.
Igualmente, existía un padrón de perros de la ciudad y la prohibición que estos circulasen por la calle sin bozal, so pena de multa o incautación del propio animal.
Estas reglas debían ser cumplidas para que la existencia de animales de compañía no causara problemas sanitarios, principalmente, aquellos derivados de las enfermedades que estos podían trasmitir, como la rabia.