Machismo educación. Goyo Tovar

Dudas de papel
Goyo Tovar

Las encuestas son herramientas modernas que inducen a una especie de sabiduría próxima y que no acaba de llegar; aunque satisface al hambriento y remedia la sed. Una muestra reciente, utilizada para indagar sobre valores y juicios de los jóvenes de ahora, apunta gruesamente a que seis de cada diez de esos varones, tienen opiniones contrarias a un tratamiento igualitario entre personas de distinto sexo.

La causa que explica la existencia de comportamientos agresivos o violentos hacia el sexo contrario deberá ser muy variada porque no parece sujeta a un exclusivo patrón cultural, a una determinada situación social o a una edad establecida. La abundancia de casos no parece disminuir pese a los esfuerzos de muchas instituciones y colectivos por eliminar lo que constituye una lacra social.

Cuando se llega a estas situaciones, acudimos de inmediato al fenómeno educativo como indiscutible factor que remediaría la situación aunque deba revestirse el asunto con paciencia y con otros aliños sociales. Muchos somos los que confiamos en el poder de la educación; y más si se ejerce su oficio en edades tempranas.

Muchos somos los que confiamos en el poder de la educación

Desde hace muchos años, el grueso de personas que más estrechamente convive -y por tanto educa e influye en la infancia- son las profesoras de Educación Infantil y las madres. Porque la tarea de la maternidad en nuestra cultura implica mayor tiempo de dedicaciones y atenciones que las que ejecuta la paternidad; porque aunque se va ampliando el número de profesionales masculinos en la educación infantil, la realidad indiscutible es que la tasa de feminización del sector docente en los primeros años escolares supera el 80%. Por ello, los contactos educativos más intensos y frecuentes de una persona menor de seis años se mantienen con una mujer preocupada por su educación. Una mujer siempre muy cerca de una personita en la edad más permeable para desarrollar el intelecto y para asumir conocimientos profundos y básicos.

La encuesta dice que una media docena se alejó de la sana impregnación y desaprovechó los cultos aprendizajes. La duda entonces estriba en si la infancia es tan educable como nos gusta pensar o si se contamina más fácilmente ante la presencia de adultos maleducados. Parece que esta sociedad no hace bien las cosas, quizá demos demasiada importancia a la educación y poca a la Genética y al Ambiente.

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