La bruja Circe
Me sorprenden cada día, esas personas que de golpe escucha a un giro de cualquier tema o fracción y se vuelven forofas, entran en un estado de adoración encubierta, veneran y siguen a rajatabla los conceptos y normas de ese «gurú» y cuando digo gurú puedes escuchar, maestro, entendido, científico, político, coaching o bruja.
Nadie tiene la verdad absoluta, porque el tiempo, las realidades fluyen y no son constantes, si ayer conocimos la verdad de las leyes de Newton hoy conocemos las de las leyes cuánticas. La vida, el universo entero tiene su verdad, pero nosotros sólo vemos una parcelita y vemos menos aún si nos enganchamos a un concepto preconcebido y no planteamos continuamente el reto de la búsqueda ampliada de información y posterior cribado por nuestra parte crítica y analítica.
Lo que para un periodista es una noticia, para una familia es una desgracia.
Hacer un ejercicio de prudencia, de análisis sin dejarse influir por nuestros deseos es muy difícil, pero no hacerlo es engañarnos. El cambio climático, pues claro que hace cientos de miles de millones de años que hay ciclos, altos, bajos y medianos y no estábamos nosotros. Lo provocaron las plantas añadiendo oxígeno, un enorme creando una lluvia ácida durante meses, un meteoro quemando una gran porción de atmósfera y produciendo una reacción en cadena y ahora nosotros ayudamos a producir ese cambio entre otras cosas.
La cuestión es que en todos los escenarios posibles hubo una gran extinción, tampoco es tan importante la cosa, a la tierra le da igual, al universo le da igual, nos volvemos polvo y nos volvemos a convertir en elementos primarios. Ladrillos para la construcción de otros elementos o de otras células si se da el caso.
De modo que si a nosotros no nos importa y continuamos viendo la paja en el ojo ajeno, pues ya sabemos a lo que apostamos.
Yo siempre digo respeto por el albedrío ajeno, pero claro…, que sea recíproco.