MARIA

El documental ‘Malpartida Fluxus Village’, de la placentina María Pérez, indaga en la curiosa relación entre los habitantes de Malpartida de Cáceres y el artista alemán Wolf Vostell (1932-1998) tras la llegada de éste, a mediados de los años setenta, a la localidad cacereña, donde residió y fundó un museo de arte contemporáneo, que ahora lleva su nombre.

‘Malpartida Fluxus Village’ indaga en las relaciones que propicia el museo entre los herederos de Fluxus y los habitantes del pueblo, ¿cuáles serían las conclusiones de ese diálogo?
No me gusta plantear mis películas con una tesis previa, sino lanzarme a lo desconocido y aprender yo también en el proceso.
Hablé mucho con el crítico de arte Fernando Castro (también extremeño) para preparar el guión, y él fue capaz de poner en palabras aquellas sensaciones que yo tenía: En Malpartida digamos que se produjo una especia de mutación extraña que afectó al código genético de los malpartideños, convirtiéndoles en ‘performers’ de nacimiento. Sí, en Malpartida se pasó de la Edad Media a Fluxus sin estadios intermedios. 3La película también habla de la decadencia que conlleva el paso del tiempo. Fluxus en Malpartida ya no es vanguardia sino tradición, y las obras de Vostell y el resto de artistas vivirán ya para siempre en ese paisaje prehistórico complicando a las generaciones del futuro su interpretación de nuestras huellas. Legado del hombre para el hombre.

¿Cómo descubrió Vostell el paisaje de los Barruecos? ¿Cómo se llegó a fraguar un proyecto tan utópico en un espacio tan, a priori, hostil (desde el punto de vista artístico?
En el año 1974, y de la mano del pintor extremeño Juan José Narbón, el artista alemán Wolf Vostell conoció el paraje natural de Los Barruecos y lo declaró “obra de arte de la naturaleza”.

¿Pero qué hacía Vostell en Extremadura?
El amor es ,como casi siempre, la respuesta. Vostell pasó una temporada con un colega también artista y también alemán en Guadalupe al finalizar sus estudios de litografía en París. Les habían dicho que la vida allí era muy barata y ellos soñaban con Goya, Velázquez y Zurbarán. En Guadalupe conoció a Mercedes y se enamoraron rápidamente. En 1958 se casaron en Cáceres y se marcharon a vivir a Alemania viniendo todos los años a España y por supuesto a Extremadura, a la que seguirán unidos toda su vida.

El audiovisual es un área profesional complicada, que supone muchos riesgos. ¿Cómo está el sector en España y en Extremadura?
El sector está… podríamos decir, en peligro de extinción y es dura la batalla que debemos librar si queremos salvarnos. Sin embargo, es muy grande la presencia de nuevos cineastas españoles en los festivales internacionales más importantes y desde los márgenes, con muy pocos medios y mucho talento, se está haciendo las mejores películas de nuestra breve e irregular historia del cine.
En Extremadura me anima mucho pensar que todo está por hacer. Apenas existen tradición y probablemente muy pocos extremeños podemos pronunciar los nombres de tres directores de nuestra región. Me encantaría que ‘Malpartida Fluxus Village’ abriese una puerta o una ventana a algo que podríamos llamar ‘El nuevo cine extremeño’ (¿?).

¿Cómo crees que ha evolucionado la cultura audiovisual? ¿Seguimos subordinados a Hollywood?
Muy pocas películas actuales de Hollywood me interesan. No sé si seguimos subordinados o no, o si realmente lo hemos estado (probablemente para mal si fue así). La cultura audiovisual evoluciona a una velocidad de vértigo y ya todos hemos oído hablar de la revolución que nos traerán los ‘nativos digitales’.
Da mucha pena, pero el cine no se verá en las salas sino en nuestras multipantallas individuales y por supuesto en los museos. La ficción tradicional está en crisis. Son tiempos de hibridación, experimentación y de hacer saltar los géneros por los aires. Después de las vanguardias de los años 20 no ha habido nada igual en este siglo y pico de cine. Me encanta el momento que me ha tocado vivir.

¿Qué deriva toma ahora tu trabajo como cineasta después de la buena acogida de ‘Malpartida Fluxus Village’?
Estoy trabajando en una adaptación muy libre de la novela ‘Memorias de África’… Bueno, más bien estoy rastreando las huellas africanas de su autora, la baronesa danesa Karen Blixen. Quiero filmar en la Kenia contemporánea los lugares que ella habitó y describió en su libro y hacerlo como ella, desde la no ficción.
Este ha sido un buen año para mí en todos los sentidos y el viaje que he vivido con ‘Malpartida Fluxus Village’ me ha dejado exhausta. Aún sigo trabajando para dejarla marchar, que sola siga su camino mientras yo me vuelco en algo nuevo; que da vértigo…. No sé si puedo responder a esta pregunta porque, como dije al principio, para mí filmar es acercarme a todas esas cosas a las que no me atrevo a hacer frente en la vida.

EDUARDO VILLANUEVA /

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