¿Cuántos años llevas haciendo fotos?
Toda la vida, empecé a estudiar arte con 16 años para orientarlo a fotografía, con 18 empecé a estudiar fotografía y trabajando de fotógrafo desde los 25 años. El primer trabajo que tuve fue para una agencia pequeñita que se dedicaba a eventos del motor y luego he trabajado como fotógrafo independiente siempre. El primer medio que me dio una oportunidad fue Gara y su dominical y luego aquí en España no me han querido nunca.

¿Qué ha pasado para que digas esto?
Supongo que España es muy particular, somos un país de una cultura fotográfica muy pobre y pese a tener buenos fotógrafos, los medios de comunicación, cada vez más, desgraciadamente, entienden la fotografía como una mancha de color que está ahí para hacer más digerible el texto, lo cual me hace preguntarle, por una parte: Qué torpes son que no saben ver las fotografías y otra, qué mierda de textos escriben los periodistas que se necesitan colorines para que se puedan digerir.

Además, con Internet esta práctica se ha elevado al cubo ¿no?
Se manda al redactor con un teléfono móvil y cualquier foto vale o te pagan una mierda por los reportajes. Es la tónica que se ha establecido y al final, casi que he sido afortunado de que en este país no encontrara las puertas abiertas porque eso me obligó a encontrarlas fuera.

¿Cuál fue el primer conflicto que cubriste?
Me acuerdo que en 2005 cuando estaba con los de las motos lo que hice fue que lo que ahorré, en vez de irme con los colegas de vacaciones, me fui a Argentina a hacer un reportaje de Villamiseria, de las fabelas de allí y a partir de ahí todo fue in crescendo. En 2007 estuve en Kosovo, el 2009 en Palestina; en 2010 estuve en Haití y en 2011 me fui a la frontera de Túnez-Libia y a partir de Libia, una guerrita detrás de la otra.

«Cuando llevas vistos 1.000 muertos ya no te impacta tanto, eso es lo humano”

¿Cómo fue tu adaptación a ese clima bélico?
Los conflictos tienen diferente intensidad, pero la guerra es la intensidad mayor de un conflicto. La primera guerra fue Libia y la adaptación, bueno, yo siempre digo lo mismo. Es como cuando entras en una zapatería y te pruebas unos zapatos, te adaptas, sin más, estos me los llevo. Fui un poco a probarme y me sentía bien, me sentía cómodo.

¿Alguien se puede sentir cómodo en la guerra?
No lo sé, cuando voy a la guerra es porque es la responsabilidad que he asumido y digo: ya que estoy aquí mira bien la luz y encuadra bien porque jugarte la vida por una foto es una tontería, pero por una foto mala es una tontería mu grande.

¿Tu vida ha corrido peligro alguna vez?
Ten en cuenta que estuve secuestrado en Libia, íbamos tres, mataron a uno, estuvimos 45 días secuestrados y claro, sí, muchas veces.

¿Ha habido algún momento en concreto en el que hayas dicho, este es el fin?
He pensado muchas veces en que me estaba metiendo en sitios peligrosos, pero si hubiera pensado que mi vida iba a terminar allí seguramente no hubiera entrado. Eso fue lo que nos pasó en Libia, nos metimos en un sitio del que sabíamos que nos iba a costar salir. Aún así, tenemos una cualidad muy guapa los humanos de pensar que eso no nos va a pasar a nosotros hasta que nos pasa.

Pasaste 45 días secuestrado en Libia sin saber nada de lo que sucedía y un día, de repente, sales, ¿cómo lo lograste?
No tengo ni puta idea, tuvieron sus historias entre ministerios, mediadores, gobierno libio y yo ya la verdad que en la cárcel me enteré de pocas cosas. Esto es un libro entero de contar. Primero estás en una cárcel pasas de aislamiento a no aislamiento, otro día recibes una llamada de tu madre, otro día te sacan y es un proceso muy largo.

Este capítulo no te hace que te replantees tu profesión, sigues adelante y te vas a Siria.
Luego empieza la guerra de Siria y el 4 de octubre de 2012 hago ‘la Foto’.

¿La foto que obtuvo el Pulitzer en 2013?¿Cuál es su historia?
Sí. Yo estaba en el hospital, había hecho amistad con los médicos y estábamos desayunando y entró un hombre así grueso con este chaval en los brazos y ni paramos de desayunar, claro, venía herido y lo pasaron para dentro. Unos médicos se fueron a operarle y yo me quedé desayunando porque !joder! a ver si me entiendes, esto lo veíamos 100 veces al día, es otro niño medio muerto que llega al hospital.

¿Ver muertos te deshumaniza?
No, al contrario, me parece muy humano porque cuando llevas vistos 1000 muertos no te impacta tanto. Eso es precisamente humano. No eres tan sensible, te haces más duro.

Sigue con la historia de la foto…
Luego vimos al hombre desesperado y uno de los enfermeros me dijo: mira ese es el padre. Lo veo entrar en la sala de cirugía y lo que pienso es que cuando salga, ahí va a haber una foto muy potente y efectivamente, ahí la tienes. Se tiene que tener mucha sangre fría.

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