En un informe elaborado recientemente por UNICEF, se señala que cerca de 1 de cada 3 niñas adolescentes de las familias más pobres en el mundo no ha podido ir nunca a la escuela.
En Ruanda, a pesar de los avances educativos de los últimos años, la pobreza es una de las principales causas de abandono escolar y un ejemplo de ello es que las niñas de las zonas rurales más pobres asisten a la escuela un 15% menos que las niñas de las zonas urbanas y obtienen resultados peores en un 20%.
UNICEF, con el apoyo entre otros de la Diputación de Cáceres, está impulsando en Ruanda iniciativas para que las niñas, especialmente las más vulnerables, tengan oportunidades de mejorar sus aprendizajes y las tasas de transición a la educación secundaria. Para ello, se ha elaborado un programa pedagógico para lograr mejores resultados de lectoescritura y aritmética, habilidades para la vida y empoderamiento de las niñas. Asimismo, las prácticas socioculturales que impiden la educación de las niñas, se están abordando mediante un plan comunicación integral con enfoque de género en las escuelas y en las comunidades para lograr cambios en las normas sociales.
Asimismo, otra de las acciones clave en el ámbito educativo está siendo la apuesta por la iniciativa de ‘docentes mentores’ que se capacitan para, a su vez, apoyar al profesorado para trabajar en grupos de mejora con el objetivo de ir poniendo en práctica nuevas metodologías pedagógicas para su alumnado.
La violencia contra las niñas es otro de los problemas que también enfrenta Ruanda. Los datos muestran que el 50% de las niñas han sufrido algún tipo de violencia durante su infancia, el 37% de ellas han sido víctimas de violencia antes de los 18 años y más del 23% han sufrido violencia sexual. Desde UNICEF estamos impulsando acciones para que las escuelas sean espacios para las niñas fortaleciendo los equipos de protección que trabajan a nivel escolar en la prevención, identificación y atención a las niñas que han sufrido esta violencia.
