De Michigan de toda la vida
Emma Theiss
El fin de semana pasado se celebró uno de los mayores eventos de Cáceres, el ‘Irish Fleadh’. Es un festival anual de música irlandesa tradicional con conciertos, sessions y talleres. Brian Mulcahy, el nuevo director del festival, enfatiza que se trata de “un evento muy familiar, que gusta mucho a los niños”, además, es “un evento muy tranquilo y muy respetuoso.”
Hace veinte años, un grupo de amigos comenzó a realizar sessions en Cáceres para practicar la música irlandesa. Fernanda Valdés era acordeonista mientras que Carolina Amador tocaba el Bodhrán y había pasado mucho tiempo en Irlanda, donde había tenido contacto con músicos tradicionales en Donegal. Ambas habían tocado en grupos en Cáceres y se juntaban con Luigi Giuliani, italiano y apasionado de la música tradicional irlandesa para tocar en pubs de la parte antigua. Así surgió la idea de organizar una ‘Irish Fleadh’ sobre música tradicional irlandesa en Cáceres. Giulliani dirigió el festival durante el primer año en 2004 y, cuando él regresó a Italia, Valdés se hizo cargo del evento durante los 14 años siguientes hasta el año pasado.
La fiesta Fleadh
‘Fleadh’ significa celebración, y tradicionalmente este festival consiste en tres partes: los conciertos, las sesiones, y los talleres. Esta tradición ‘Fleadh’ es propia de Irlanda y también hay festivales así en U.K. y E.E.U.U., pero el de Cáceres es el único Fleadh en todo de Europa continental.
Las sessions se llevaron todo el fin de semana en los bares de la parte antigua, y aunque pueden parecer pequeños, son divertidísimos. Felipe Grajera, un músico muy consolidado y también uno de los organizadores del festival, cuenta que son una oportunidad para “para tocar con personas con las que antes no has tocado.” Igualmente, matiza que “hablamos con los instrumentos,” dijo Grajera, que conoce eventos similares de Irlanda.
Mulcahy afirma que estos encuentros musicales son “muy espontáneos y más íntimos que los conciertos porque estás tocando con un músico por placer, no para actuar.”
El festival ha crecido mucho en los últimos dieciséis años. Empezó siendo un pequeño festival con conciertos y sesiones, hasta un gran evento con bandas conocidas, miles de asistentes y actividades por toda la ciudad durante toda la semana. Este año tuvieron aproximadamente más de 10.000 personas de público, siendo la edición más multitudinaria en estos 16 años.
Como viene siendo habitual, hubo talleres toda la semana, de los que destaca el de los colegios con la banda ‘Criac Addicts!’. Además, se presentó un libro y tuvo lugar una charla con estudiantes en la Universidad de Extremadura.