Antes nos llamaban brujas o herejes y ahora feminazis. Beatriz Maestro
La escritora e historiadora Beatriz Maestro.

¿Desde cuando escribes?

Realmente escribo desde que era una niña. Con tan solo once años me pedí como regalo en Navidad una máquina de escribir, de ahí surgió mi primer libro de poesías infantiles, que guardo celosamente y no he publicado, pero que, quizá, algún día me decida a hacerlo público. También escribía cuentos e historias que yo misma ilustraba. Era para mí un entretenimiento. Siempre lo ha sido. De hecho, nunca pensé que me dedicaría profesionalmente a este menester. Aún hoy, después de tres años embarcada en esta aventura me sorprendo a mí misma. Es cierto que han sido muchos años de formación universitaria, y también varios años dedicados a la investigación histórica, hay mucho trabajo detrás de cada libro que he publicado. Por suerte, siempre he tenido el reconocimiento de instituciones que han otorgado premios a mi labor investigadora, aunque es el cariño de mis lectores y su interés hacia mis obras lo que realmente me hace seguir hacia delante.

¿Por qué te has decantado por la novela histórica?

La historia siempre ha sido mi pasión. Soy licenciada en historia, por lo que, una vez que decidí que iba a plasmar mis ideas en novelas, lógicamente lo haría dentro del ámbito de la novela histórica. Mi dinámica de trabajo es compaginar la investigación histórica con la novela histórica. Tras la publicación de cada obra de investigación que he escrito trato de plasmar, posteriormente, esos conocimientos y esa realidad social en una novela, de este modo puedo acercar mi trabajo a todos los públicos. Un libro de historia, que sea técnico y riguroso, puede ser menos atrayente para un público que busca simplemente despejar su mente mientras lee, sin embargo, si esos conocimientos los transformo en una novela con la que puedan divertirse, conseguiré que la historia de Extremadura llegue a cada rincón. Ese es mi objetivo: hacer que la historia de nuestro pasado llegue a todo el mundo y sea atractiva también para los más jóvenes.

Como eres historiadora supone que el trabajo de investigación para dar verosimilitud a la narración será arduo ¿Cómo es este proceso?

 Es un trabajo tan arduo como placentero. Son muchas horas las que me sumerjo en un archivo histórico, leyendo documentos antiguos. Es realmente fascinante tener entre tus manos procesos judiciales que fueron escritos hace siglos por un inquisidor. De todo el proceso de documentación que realizo antes de publicar una obra, esta parte, la de trabajar en los archivos históricos, es la que más me fascina. También ha sido muy sugestivo el hecho de realizar trabajo de campo, es decir, entrevistar a mujeres de avanzada edad que me describían sus experiencias en la vida, los detalles de su niñez y, en ocasiones, los traumas por los que tuvieron que pasar en su juventud.

 Además, tus personajes femeninos son fuertes ¿Cómo es este trabajo de creación?

En mis obras trato siempre de resaltar, como protagonistas o como personajes relevantes, a mujeres fuertes que rompieron los estigmas de su época. Las hubo, igual que ahora las hay, el problema: que acababan en la hoguera, o eran rechazadas por la sociedad de su tiempo. ¡Brujas! ¡Herejes! Les gritaban… hoy en día se les desprestigia usando el término “feminazis”. Al final, los mecanismos sociales de coacción y control social siguen siendo los mismos, no hay un tribunal de la Inquisición como tal… pero los inquisidores están en el balcón de tu vecino, en tu trabajo, en las redes sociales, hasta en tu propia familia… es la misma sociedad la que se autocensura, critica al que actúa diferente recriminando sus actos, y las mujeres fuertes… ¡ay! Qué miedo han dado siempre.

 
 
 
 
 
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¿Crees que es necesario huir de los estereotipos de incluso en la novela histórica?

 Al final, cuando reflejas la vida cotidiana de tus personajes en tus obras, siempre va ha haber estereotipos y protagonistas que responden a un patrón concreto. De lo que se trata, y lo que considero que hay que hacer, es reflejar en tus obras que esos estereotipos que existían eran equivocados. Es decir, trasmitir a la gente el dolor que sintieron esas personas, discriminadas por su religión, su sexo, o por su manera libertaria de pensar. Al final, la clave de todo es la empatía y la educación. Eso intento transmitir en mis obras, la realidad de lo que ocurría en esa época, pero también el sufrimiento que causaba la intolerancia y el miedo que había en la sociedad.

Tienes 6 libros publicados y traducidos a varios idiomas que ocupan los primeros puestos en Amazon y todo esto desde el corazón de Sierra de Gata ¿Cómo te sientes?

La verdad es que tengo que reconocer que me siento muy orgullosa de mí misma. He conseguido todo esto sólo con mi esfuerzo, yo misma diseño las portadas de mis obras, maqueto mis libros, me encargo del márquetin, plasmo las ideas que van surgiendo en mi cabeza… y trabajo muy duro para poder publicar uno o dos libros al año. Cierto es que, al final, siempre tienes la ayuda de la gente que realmente te quiere y te aprecia. En cada evento que he organizado, he tenido el apoyo de mi familia más cercana, que siempre me acompañan, pero también de todos los que me daban la oportunidad de poder llevar a cabo esas presentaciones cuando aún no me conocía nadie. En contraposición, siempre está el lado negativo: amigos que creías que te apoyarían y en cambio te miran con recelo, aunque también descubres que hay gente que te admira realmente y que, aunque no esperabas que fuera así, son quienes te apoyan en cada proyecto. En conclusión, puedo decir que he superado mis expectativas sobre cómo pensaba que me vería con 30 años.

 Por último, ¿me adelantas algo sobre tus próximos proyectos? ¿Tienen que ver también sobre la mujer?

Sí, confieso en primicia que mi próximo libro saldrá publicado antes del verano. Será un libro de investigación que tratará sobre la situación de la mujer durante el franquismo. En él, aparecen confesiones íntimas de mujeres que vivieron su juventud en esos años. Es un libro que trata de dar sentido a la situación actual que tiene la mujer, explicando de dónde vienen muchas de las discriminaciones que aún se sufren, y de la presión social que existe con respecto al rol femenino que debes cumplir para ser aceptada en tu entorno. Se trabajan también el estigma de la perfecta casada, que aún hoy invade a mujeres jóvenes, y se da visibilidad a ciertas situaciones de abuso que se vivían en los hogares. Es un libro que va a sobrecoger a quien lo lea. Pretendo, con él, que se entienda la fuerte presión social que tuvo la mujer por parte, no sólo de la sociedad franquista, sino también de la Iglesia.

 

FuenteEuropa Press/Avuelapluma
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