De Cáceres de toda la vida /
JOSÉ MARÍA SAPONI

Durante tres días se ha celebrado el Debate del Estado de la Nación, que cada año se realiza en el Congreso de los Diputados, las fuerzas políticas representadas en la Cámara realizan un análisis de la política seguida durante el año por el Gobierno y exponen sus propios planteamientos y propuestas.

Un debate es un acto de comunicación, que será tanto más completo y complejo, a medida que las ideas expuestas vayan aumentando en cantidad y en solidez de argumentos. La finalidad directa del mismo es la exposición de las posturas de cada grupo con las propuestas correspondientes Se trata de discutir ordenadamente, no como en un combate o lucha, sino con una técnica y un modo formal, por ello existe un moderador que en este caso es el Presidente del Congreso de los Diputados.

La tolerancia es necesaria en ellos así como el respeto y no subestimar jamás al contrario y mucho menos burlarse de la intervención del que está enfrente, sabiendo acompañar a las críticas que se hacen con argumentos y propuestas, también es bueno saber finalizar con conclusiones definidas. Un buen argumento debe aportar apoyo suficiente para aceptar la conclusión, porque una argumentación insuficiente puede convertirse en una falacia.

Rajoy frente a la dura intervención de Rubalcaba mantuvo un discurso firme y estable sobre la recuperación económica

Los debates sobre el estado de la Nación siempre acaban, en mayor o menor medida, para saber qué proyectos representa el Gobierno, por un lado, y la oposición, por otro, por ello, esos planteamientos idílicos y formales de lo que debe de ser un debate, caen muy lejos de lo que la realidad presenta en el desarrollo de los debates de la Nación.

El último no ha sido una excepción, la actuación del líder del mayor Partido en la Oposición, Pérez Rubalcaba ha realizado una actuación marcada por el catastrofismo y el ataque crudo contra el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, haciendo un mal presagio del futuro, siendo un tanto desmesurado en sus intervenciones, pareciendo que sigue atrapado en su propio apocalipsis, menospreciando el esfuerzo de todos los españoles, chocando de esta manera con la realidad que va constituyendo una evidencia en la actualidad.

Rajoy frente a la dura intervención de Rubalcaba mantuvo un discurso firme y estable sobre la recuperación económica, también frente a los nacionalismos vascos y catalanes en relación con el fin de ETA y la consulta separatista.

El Gobierno está corrigiendo los obstáculos que heredó, como aquel déficit insostenible, la baja competitividad y la quiebra de los servicios públicos, con la adopción de medidas adecuadas, no sólo para corregir los desequilibrios, sino para que no se vuelvan a repetir. Todo el mundo reconoce el esfuerzo de los españoles, España es una historia de esperanza, y así se refleja en influyentes y expertos medios como The New York Times, cuando dice que España está de moda para los inversores,

Tres días y algunas propuestas aprobadas han supuesto un nuevo análisis de ese camino que los españoles han venido recorriendo, con gran esfuerzo, con el apoyo y dirección de un gobierno que se ha jugado hasta sus propios planteamientos para hacerlo.

Terminado el debate, ahora toca hacer política para crear empleo, dinamizando la economía, y crear nuevas y ciertas esperanzas en los ciudadanos.

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