El último diente de leche
Víctor M. Jiménez

El soldado de plomo
tiene los labios granados
de cientos de besos perdidos.
Sueña con un hogar
de bóvedas de fuego
y amores de papel.

Entre tanto, el resto de la tropa
fornica con la bailarina.
Solo le queda el consuelo
de burdeles de carretera
que alquilan caricias
para tullidos.

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