Los trabajadores de Feafes en Cáceres han representaron ayer viernes su funeral tras llevar siete meses sin cobrar sus nóminas, desde el pasado 17 de agosto de 2020. La protesta ha tuvo lugar en las puertas del Centro Residencial de Rehabilitación, ubicado en el barrio de Mejostilla, donde atienden a 30 personas, además de otros 8 usuarios más que reciben atención en los pisos supervisados de Feafes Salud Mental.
Vestidos de riguroso negro en señal de luto, con una gran corona de flores y una lápida mortuoria, una representación de los 30 trabajadores, con puestos como monitores, educadores, el personal de limpieza, administrativos, psicólogos y terapeutas de este centro, han protestado porque no cobran ni su sueldo mensual ni sus pagas extras, así como otros atrasos salariales.
«Nuestra situación es muy complicada porque llevamos casi siete meses sin cobrar», ha lamentado la monitora educadora Helena Malpartida, que teme que el centro acabe cerrándose si no logra superar la situación de deuda con la Seguridad Social, Hacienda y a proveedores.
No obstante, esta situación no es nueva, si no que se remonta a finales de 2018 cuando empezaron a sufrir retrasos de hasta tres meses en el cobro de las nóminas. En noviembre de 2019 se conformó una nueva junta directiva con Noelia Grande como presidenta de esta asociación de familiares y enfermos mentales, a la que piden que «dé explicaciones de lo que está pasando», ha dicho Malpartida.
«Hoy estamos de luto», ha dicho esta educadora, quien ha puesto de manifiesto tampoco se conoce el resultado de una auditoría que se encargó para conocer el estado económico de la asociación y del centro. Esta dependencia está concertada con el Servicio Extremeño de Atención a la Dependencia (Sepad), y atienden a 38 personas con trastorno mental grave y que tiene tramitadas todas las facturas para el pago de los servicios, pero el dinero está retenido en la Seguridad Social por las deudas que arrastra Feafes Cáceres.
En declaraciones a Europa Press, Helena Malpartida ha explicado que en este centro se ofrecen planes personalizados de atención a estas personas que forman, junto a los trabajadores, «una gran familia». Por todo esto, ha advertido del perjuicio puede suponer a las personas que sufren una enfermedad mental que dejen de recibir esta atención y tengan que empezar ahora a formar parte de otros programas externos.
«Lo más importante son los usuarios porque éste es el único recurso que ellos tienen. Sería indignante que el centro acabe cerrándose por una mala gestión», ha espetado. «Queremos explicaciones de los responsables porque no nos han dicho nada», ha concluido.
Escrito de los trabajadores
Los trabajadores han realizado un escrito en el que explican lo difícil que resulta no poder trabajar desde una perspectiva de la intervención psicosocial, «siendo testigos de cómo algunas necesidades básicas no son cubiertas por causas ajenas a los profesionales y a las circunstancias de las personas usuarias, sino a cuestiones relacionadas con la gestión económica del recurso».
«Una situación que si es injusta y difícil para las personas trabajadoras, las huellas y consecuencias de esta situación en el estado de las personas usuarias no solamente es injusta sino que va aún más allá. Situación de la que no queremos seguir formando parte», indica el texto en el que exigen una «solución digna» tanto para las personas usuarias y sus familias como para la plantilla de trabajadores.
Igualmente, reivindican el pago los salarios atrasados y «se investigue cómo es posible que en una entidad haya llegado a esta situación con un dinero de todos los extremeños y extremeñas».