Una nueva actualización del informe científico-técnico del Ministerio de Sanidad señala que, según las últimas investigaciones, la obesidad puede ser uno de los factores que influyen en el riesgo de mortalidad por el nuevo coronavirus. Tanto es así que puede jugar un «rol importante» en la infección.
Hay varios elementos que podrían influir en el mayor riesgo de infección y complicaciones por COVID-19 en las personas con obesidad. Lo primero es que la obesidad está relacionada con con otras comorbilidades (enfermedades adicionales). Además, estas personas tienen tendencia a padecer tromboembólicos. Por todo esto, se asocia la obesidad a una peor evolución de la enfermedad.
Por otro lado, se ha advertido que la expresión de ECA2 en las células adiposas podría ser importante. Esta es otra de las causas por la que las personas con obesidad tienen un mayor riesgo de contraer la infección. Tanto es así que en un análisis retrospectivo de 112 pacientes ingresados en Wuhan (China) por el nuevo coronavirus, el índice de masa corporal (IMC) de las personas que estaban en estado crítico era superior al del resto de enfermos.
Al hilo de lo anterior, la prevalencia de obesidad entre los que fallecieron por esta causa en China fue del 84,8% frente al 18,9% de los que se curaron. En estos pacientes, los fenómenos tromboembólicos supusieron una causa «importante» del agravamiento de la enfermedad.
Además, en un análisis retrospectivo del IMC estratificado por edad en 3.615 pacientes COVID-19 en los servicios de Urgencias de un hospital de Nueva York (Estados Unidos) se descubrió que los pacientes menores de 60 años con un IMC de entre 30 y 34 tenían 2 y 1,8 veces más probabilidades estar hospitalizados o ingresados en la UCI, respectivamente, y en comparación con los pacientes no obesos. Sin embargo, esto no se observó en los mayores de 60 años (190).
En otros estudios realizados en Francia o en Reino Unido se evidenció que las personas con obesidad solían necesitar más ventilación mecánica y mayor con mayor frecuencia que las que tenían un peso normal. Por último, en los trabajos se ha comprobado que la probabilidad de sobrevivir al COVID-19 es mayor en las personas que no padecen obesidad.
