La bruja Circe

Por mucho que te esfuerces en complacer a los que te rodean, siempre vas a encontrar gentes envidiosas que dirán, antes tus actos de caridad que eres cicatera o poco generosa y que aunque te sonrían no estarán sino esperando ponerte la zancadilla, eso pasa desde dentro del trabajo de la alta política, de los a grandes poderes económicos, en el entorno de la familia y los amigos hasta con el mendigo a quien le das cada día unas monedas  y cuida que no envenene tu corazón, porque el envidioso jamás es feliz, y daña su entorno.

 Hay un cuento que lo expresa claramente e de Feng Meng-Lung os lo cuento

Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Este tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Como el hombre pobre se quejará de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa, pesaban mucho, era peligroso porque habría ladrones que querrían robarse lo o tendría que explicarse con Hacienda.

 Dime entonces que deseas dijo el hacedor de prodigios.

¡Quisiera tu dedo!, contestó el otro.

Creo que eso define claramente al envidioso, esta claro es la versión lait, pero del envidioso te puedes encontrar cualquier ataque o daño. Cuídate de los envidiosos y jamás permitas que ese vicio aparqué en tu corazón porqué te hará infeliz y te llevará por caminos de dolor.

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