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Hace casi cuatro años que José Miguel Rubio, excocinero en Akelarre y Mugaritz, y su padre Miguel Rubio, hostelero con 35 años de experiencia, abrieron al público el primero de los negocios que atrajo la remodelación de la plaza Mayor. La antigua imprenta se transformó en una moderna tapería-restaurante, que se despliega en más 200 metros cuadrados y que ofrece cocina de la tierra a propios y extraños.

¿Cómo se articula la cena de José Miguel Rubio? Creo que pretendes que los comensales utilicen todos los sentidos…
Los clientes que van a cada cena son los más asiduos o representativos de cada restaurante. Desde luego, en la cena que yo ofrezco los clientes más habituales de La Minerva acudirán. Es como un premio a la fidelidad. Por eso yo no concibo esta iniciativa como una cena-espectáculo, sino como una cena de sensaciones: que se vea, se coma, se escuche y se huela, todo enfocado hacia los elementos de la naturaleza. Utilizaremos audiovisuales y los platos irán muy relacionados con los diferentes elementos.

¿Qué productos se utilizarán para este menú especial? ¿Cómo es la cocina de La Minerva?
Utilizaremos todos los productos de la tierra. Mi cocina, principalmente, es una cocina de mercado, basada en productos autóctonos de la zona y de temporada; porque somos una tierra que trabajamos productos de temporada de una magnífica calidad y hay que saber sacar partido. Las DOP de Cáceres como el pimentón, las cerezas, la miel de las Hurdes… son productos de primerísima calidad que no hemos sabido comercializar hasta hace bien poco.

¿Qué ha cambiado en este sentido?
En Extremadura nos hemos vendido fatal, y ahora sí hay un impulso institucional y estamos empezando a abrirnos al mercado nacional, incluso al extranjero. Los turistas de fuera ahora vienen preguntando por los productos típicos de Extremadura. Nunca creí que pudiera vender tantas migas…

En La Minerva hay tres cartas diferenciadas…
Sí. Tenemos un menú del día, que ofrece una variedad de 25 platos, con recetas tradicionales extremeñas con un pequeño toque moderno; luego tenemos la tapería con precios reducidos, con pequeños platos en miniatura; y por último, el restaurante, donde hacemos una cocina más elaborada, con un menú degustación, basado siempre en el producto autóctono y un servicio y atención mucho más cuidado.

¿Cuál es la clientela de La Minerva?
Estamos en un enclave que provoca que el 40% de nuestros clientes sean foráneos. Quizás el mayor hándicap que hemos tenido es el cliente cacereño, que es más complicado; pero poco a poco le estamos haciendo bajar a la plaza, que antes no sucedía. Porque antes la gente de Cáceres no disfrutaba de esta zona, porque solo estaba enfocada a la gente joven: mucho ruido, mucho botellón y mucha suciedad. Todo eso ha cambiado.

Eduardo Villanueva /

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