Espectador de un milagro

Minimalismos
Vicente Rodríguez Lázaro

(A Fray Nicolás de Ovando)

Aún no había olvidado su lucha terrenal por llevar la justicia a los seres afligidos por una conquista inhumana. Él puso orden en el caos en tierras lejanas y exóticas. Gobernó con puño firme, desplazó a los inútiles del mando y disfrutó del favor de los reyes.

Ahora, cada día, en el hogar de su familia, donde él nunca habitó, contempla el milagro de aquel niño descendiente de su linaje que resucitó gracias a la fe de una madre desgarrada por el dolor de su temprana pérdida. Le ve caer hacia el patio porticado, levantarse del lecho mortuorio impelido por la fuerza e intensidad de la oración bien encauzada. Y ello mitiga la espera, el largo camino hacia una gozosa eternidad.